EL CAMPO LABORAL Y EL INSTITUCIONAL
Una
práctica es un trabajo que se lleva a cabo en forma individual o formando parte
de una organización. Definimos a la misma como "una actividad sistemática
productora de valores reconocidos social mente". Valores que en algunos
casos son predominantemente económicos pero en otros eminentemente sociales,
artísticos, políticos, etc. Para planteamos al Trabajo como una institución de
la cultura convendría recordar las dos acepciones más frecuentes del término
institución: a) Un
establecimiento con una función específica que cuenta con espacios pensados
para que un conjunto de personas, ubicadas en distintos niveles jerárquicos,
implementen medios para desarrollar dicha función de acuerdo a normas
establecidas. El trabajo es identificado con organizaciones productivas, como
la fábrica o la empresa; la educación aparece materializada en la escuela o la
universidad; y la salud en los establecimientos asistenciales. b) La
institución en sentido amplio alude a regularidades establecidas por la ley o
la costumbre y que pautan la actividad de los individuos y los grupos. En esta
línea vemos que nos insertamos en la cultura atravesados y atravesando por
instituciones que delimitan lo permitido de lo prohibido, de manera que por un
lado nos exigen restricciones pulsionales, y por otro nos posibilitan la
sublimación. Este doble carácter de las instituciones implica que nuestro paso
por ellas está marcado, al mismo tiempo, por el placer y el displacer, por la
satisfacción y el sufrimiento. Pensar al Trabajo como institución nos lleva a
reconocer:
El
Trabajo como institución estructurante del psiquismo y de la identidad. Su
condición de instancia estructurante del psiquismo y de la identidad. El YO se
construye a través de sucesivas identificaciones con figuras parentales, luego
con maestros o modelos propuestos por la cultura, a los que queremos
originariamente imitar en su ser y más tarde equiparar en lo que poseen: saber,
dinero, prestigio, en síntesis aquello que determina su poder. La adolescencia
es la etapa vital en la que debemos canalizar nuestros deseos eróticos a través
de la elección de un objeto de amor (sexual), y nuestros deseos ambiciosos a
través de la elección vocacional. En este último sentido la elección estará
marcada por las fantasías pre y postedípicas, constitutivas de la novela
familiar de cada sujeto, novela que admite dos desenlaces posibles: el del
héroe y el de la heroína respectivamente.
Mito
de la historia de la Institución Trabajo La
existencia de un mito fundacional y de una historia en cuyo desarrollo podemos
rastrear los efectos de ese mito. En la Biblia el trabajo aparece ligado a la
pérdida del paraíso. La condena divina fue ganarás el pan con el sudor de su
frente y parirás con dolor. En ambos casos el castigo está asociado a una
labor, labor de la tierra y labor del parto. Encontramos las dimensiones del
trabajo: esfuerzo y sufrimiento, y la dimensión de creación y satisfacción.
Etimológicamente la palabra trabajo deriva del término tripalium con el que se
designaba en fa antigüedad a un instrumento de tortura, como nuestros días en
el término yugo estar atado al yugo, "yugar". El mito de Sísifo, por
ej. ilustra las repeticiones de las prácticas estereotipadas. El mito cuenta
cómo Sísifo fue condenado por haber acusado a Zeus de raptar a una mujer, a
empujar incesantemente una gran piedra hasta la cumbre de una montaña, trabajo
perpetuo ya que la piedra volvía a deslizarse por la pendiente. El castigo edípico se encuentra en la
base de muchas prácticas sintomáticas: la elección vocacional, figuras
identificatorias, historia laboral previa, formación profesional, mandatos
familiares, y de aquello que está instituido colectivamente alrededor de una
cierta práctica. La comprensión
de esas problemáticas resultará de analizar las relaciones del trabajador con
su tarea, con sus compañeros, con la institución en la que se desempeña, y con
el entorno social más amplio. Dos
autores franceses han desarrollado en los últimos veinte años el tema del
sufrimiento vinculado al trabajo y a las instituciones: Christophe Dejours,
creador de la Escuela de Sicopatología del Trabajo, investiga el sufrimiento
ligado a la organización del trabajo; el sicoanalista Rene Kaes conceptualiza
el sufrimiento institucional.
La
organización del trabajo, aclara Dejours, comprende tres aspectos: la división
del trabajo que determina el contenido mismo. La prescripción de las formas de
operar (gestos, posturas, ritmos) la delimitación de las relaciones entre los
trabajadores a partir de las jerarquías, tipos de dirección, formas de
comunicación, etc.
Los
analistas del trabajo distinguen la organización prescripta del trabajo de la
organización real. La primera es la organización oficial, fundada en los
criterios técnicos que responden todavía a modelos del trabajo propuesto por
Taylor y Ford. Desde ese modelo se despoja al trabajador de su "saber de
oficio", es decir de la posibilidad de planificar y realizar la tarea de
acuerdo a sus aptitudes, desconociendo el hecho de que es el propio trabajador
la persona mejor calificada para determinar la forma de ejecución de la tarea. La organización real es la llevada a
cabo afectivamente por el colectivo de trabajo de acuerdo a consignas
consensuadas por los trabajadores en un intento de conciliar las exigencias de
la producción con su propia seguridad física y psíquica. Cuanto más rígida es la organización
prescripta, mayor es la necesidad del colectivo de trabajo de instrumentar
mecanismos defensivos para soportarla. Estamos entonces en presencia de lo que
Dejotrs denomina ideologías defensivas del oficio, destinadas a evitar el
sufrimiento producido por la ansiedad frente a un peligro real vinculado con la
tarea, Cuando estas defensas colectivas se rigidizan constituyen un sistema
estereotipado de valores y prohibiciones no explicitados pero que comprometen a
todo el colectivo de trabajo, aquel trabajador que no las respete quedará
automáticamente fuera del grupo.
Rene
Kaes por su parte señala tres aspectos del sufrimiento institucional: 1) Alude al desarrollado por Freud en
"El Malestar en la Cultura". Es aquel sufrimiento proveniente de las
restricciones pulsionales impuestas por las normas de la cultura. En este
sentido es necesario insistir en la idea de que si bien el trabajo tiene una
dimensión penosa, marcada, como vimos, por las referencias bíblicas, también posee
una dimensión gozosa, no menos importante ya que es la relacionada con el acto
creativo. La cultura en tanto institución universal, al mismo tiempo que
prohíbe, posibilita. Kaes señala
que el sujeto se estructura apoyándose en las instituciones de la cultura y, simultáneamente
las va estructurando 2) El nivel particular del sufrimiento institucional está
referido a las organizaciones específicas. Esa especificidad no sólo está dada
por las diferentes funciones sociales que deben cumplir: enseñar, curar,
producir, sino que, aún dentro de la misma tarea, cada organización posee una
cultura particular y conflictos que le son propios 3) En tercer lugar se
refiere a un sufrimiento singular relacionado con la historia personal de cada
sujeto que determinará la mayor o menor tolerancia del individuo frente a los
conflictos que se le pueden presentar, por ej. en su vida laboral. Es así como
las exigencias de un trabajo o situaciones críticas como la desocupación o el
momento de la jubilación, tendrán efectos más o menos desestructurantes en los
distintos individuos,
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