jueves, 28 de enero de 2016

EL CAMPO LABORAL Y EL INSTITUCIONAL

EL CAMPO LABORAL Y EL INSTITUCIONAL
Una práctica es un trabajo que se lleva a cabo en forma individual o formando parte de una organización. Definimos a la misma como "una actividad sistemática productora de valores reconocidos social mente". Valores que en algunos casos son predominantemente económicos pero en otros eminentemente sociales, artísticos, políticos, etc. Para planteamos al Trabajo como una institución de la cultura convendría recordar las dos acepciones más frecuentes del término institución: a) Un establecimiento con una función específica que cuenta con espacios pensados para que un conjunto de personas, ubicadas en distintos niveles jerárquicos, implementen medios para desarrollar dicha función de acuerdo a normas establecidas. El trabajo es identificado con organizaciones productivas, como la fábrica o la empresa; la educación aparece materializada en la escuela o la universidad; y la salud en los establecimientos asistenciales. b) La institución en sentido amplio alude a regularidades establecidas por la ley o la costumbre y que pautan la actividad de los individuos y los grupos. En esta línea vemos que nos insertamos en la cultura atravesados y atravesando por instituciones que delimitan lo permitido de lo prohibido, de manera que por un lado nos exigen restricciones pulsionales, y por otro nos posibilitan la sublimación. Este doble carácter de las instituciones implica que nuestro paso por ellas está marcado, al mismo tiempo, por el placer y el displacer, por la satisfacción y el sufrimiento. Pensar al Trabajo como institución nos lleva a reconocer:
El Trabajo como institución estructurante del psiquismo y de la identidad. Su condición de instancia estructurante del psiquismo y de la identidad. El YO se construye a través de sucesivas identificaciones con figuras parentales, luego con maestros o modelos propuestos por la cultura, a los que queremos originariamente imitar en su ser y más tarde equiparar en lo que poseen: saber, dinero, prestigio, en síntesis aquello que determina su poder. La adolescencia es la etapa vital en la que debemos canalizar nuestros deseos eróticos a través de la elección de un objeto de amor (sexual), y nuestros deseos ambiciosos a través de la elección vocacional. En este último sentido la elección estará marcada por las fantasías pre y postedípicas, constitutivas de la novela familiar de cada sujeto, novela que admite dos desenlaces posibles: el del héroe y el de la heroína respectivamente.
Mito de la historia de la Institución Trabajo La existencia de un mito fundacional y de una historia en cuyo desarrollo podemos rastrear los efectos de ese mito. En la Biblia el trabajo aparece ligado a la pérdida del paraíso. La condena divina fue ganarás el pan con el sudor de su frente y parirás con dolor. En ambos casos el castigo está asociado a una labor, labor de la tierra y labor del parto. Encontramos las dimensiones del trabajo: esfuerzo y sufrimiento, y la dimensión de creación y satisfacción. Etimológicamente la palabra trabajo deriva del término tripalium con el que se designaba en fa antigüedad a un instrumento de tortura, como nuestros días en el término yugo estar atado al yugo, "yugar". El mito de Sísifo, por ej. ilustra las repeticiones de las prácticas estereotipadas. El mito cuenta cómo Sísifo fue condenado por haber acusado a Zeus de raptar a una mujer, a empujar incesantemente una gran piedra hasta la cumbre de una montaña, trabajo perpetuo ya que la piedra volvía a deslizarse por la pendiente. El castigo edípico se encuentra en la base de muchas prácticas sintomáticas: la elección vocacional, figuras identificatorias, historia laboral previa, formación profesional, mandatos familiares, y de aquello que está instituido colectivamente alrededor de una cierta práctica. La comprensión de esas problemáticas resultará de analizar las relaciones del trabajador con su tarea, con sus compañeros, con la institución en la que se desempeña, y con el entorno social más amplio. Dos autores franceses han desarrollado en los últimos veinte años el tema del sufrimiento vinculado al trabajo y a las instituciones: Christophe Dejours, creador de la Escuela de Sicopatología del Trabajo, investiga el sufrimiento ligado a la organización del trabajo; el sicoanalista Rene Kaes conceptualiza el sufrimiento institucional.
La organización del trabajo, aclara Dejours, comprende tres aspectos: la división del trabajo que determina el contenido mismo. La prescripción de las formas de operar (gestos, posturas, ritmos) la delimitación de las relaciones entre los trabajadores a partir de las jerarquías, tipos de dirección, formas de comunicación, etc.
Los analistas del trabajo distinguen la organización prescripta del trabajo de la organización real. La primera es la organización oficial, fundada en los criterios técnicos que responden todavía a modelos del trabajo propuesto por Taylor y Ford. Desde ese modelo se despoja al trabajador de su "saber de oficio", es decir de la posibilidad de planificar y realizar la tarea de acuerdo a sus aptitudes, desconociendo el hecho de que es el propio trabajador la persona mejor calificada para determinar la forma de ejecución de la tarea. La organización real es la llevada a cabo afectivamente por el colectivo de trabajo de acuerdo a consignas consensuadas por los trabajadores en un intento de conciliar las exigencias de la producción con su propia seguridad física y psíquica. Cuanto más rígida es la organización prescripta, mayor es la necesidad del colectivo de trabajo de instrumentar mecanismos defensivos para soportarla. Estamos entonces en presencia de lo que Dejotrs denomina ideologías defensivas del oficio, destinadas a evitar el sufrimiento producido por la ansiedad frente a un peligro real vinculado con la tarea, Cuando estas defensas colectivas se rigidizan constituyen un sistema estereotipado de valores y prohibiciones no explicitados pero que comprometen a todo el colectivo de trabajo, aquel trabajador que no las respete quedará automáticamente fuera del grupo.
Rene Kaes por su parte señala tres aspectos del sufrimiento institucional: 1) Alude al desarrollado por Freud en "El Malestar en la Cultura". Es aquel sufrimiento proveniente de las restricciones pulsionales impuestas por las normas de la cultura. En este sentido es necesario insistir en la idea de que si bien el trabajo tiene una dimensión penosa, marcada, como vimos, por las referencias bíblicas, también posee una dimensión gozosa, no menos importante ya que es la relacionada con el acto creativo. La cultura en tanto institución universal, al mismo tiempo que prohíbe, posibilita. Kaes señala que el sujeto se estructura apoyándose en las instituciones de la cultura y, simultáneamente las va estructurando 2) El nivel particular del sufrimiento institucional está referido a las organizaciones específicas. Esa especificidad no sólo está dada por las diferentes funciones sociales que deben cumplir: enseñar, curar, producir, sino que, aún dentro de la misma tarea, cada organización posee una cultura particular y conflictos que le son propios 3) En tercer lugar se refiere a un sufrimiento singular relacionado con la historia personal de cada sujeto que determinará la mayor o menor tolerancia del individuo frente a los conflictos que se le pueden presentar, por ej. en su vida laboral. Es así como las exigencias de un trabajo o situaciones críticas como la desocupación o el momento de la jubilación, tendrán efectos más o menos desestructurantes en los distintos individuos,


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