sábado, 3 de octubre de 2015

APORTACIONES A LA DIDÁCTICA DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL

APORTACIONES A LA DIDÁCTICA
DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL .

El encuadre institucional

Caracterización de la escuela. La escuela de la psicología social se define como una institución centrada en el aprendizaje y fundamentada en un esquema conceptual, referencial y operativo en el campo de la psicología social.
El esquema conceptual, referencial y operativo. Caracterizamos al ECRO como conjunto organizado de nociones y conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un universo de discurso, que permite una aproximación instrumental al objeto particular concreto. Este ECRO y la didáctica que lo vehiculiza, están fundados en el método dialéctico.
El método dialéctico, por el que se desarrolla la espiral del conocimiento, implica un tipo de análisis que –a partir de los hechos fundamentales, las relaciones cotidianas- devela los principios opuestos, las tendencias contradictorias, fuentes configuradotas de la dinámica de los procesos.
Este método es el que permite la producción y el conocimiento de las leyes que rigen la naturaleza, la sociedad, el pensamiento, tres aspectos de lo real comprometido en lo que denominamos “hombre en situación”. Con el término “hombre en situación” intentamos caracterizar un objeto de conocimiento, en una tarea que reintegre lo fragmentado por un pensamiento disociante que oscurece las relaciones entre sujeto, naturaleza y sociedad.
Psicología social. La psicología social a la que apuntamos se inscribe en una crítica de la vida cotidiana. Abordamos al sujeto inmerso en sus relaciones cotidianas. Nuestra conciencia de estas relaciones pierde su trivialidad en la medida en que el instrumento teórico y su metodología nos permiten indagar la génesis de los hechos sociales. Coincidimos con la línea abierta por H. Lefèvre, para quien las ciencias sociales encuentran su realidad en “la profundidad sin misterios de la vida cotidiana”. La psicología social que postulamos tiene como objeto el estudio del desarrollo y transformación de una relación dialéctica, la que se da entre estructura social y fantasía inconsciente del sujeto, asentada sobre sus relaciones de necesidad. Dicho de otra manera, la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto, relación que es abordada a través de la noción de vínculo.
Para nosotros el ser humano es un ser de necesidades, que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan. El sujeto no es sólo un sujeto relacionado, es un sujeto producido en una praxis. No hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases.
Si esa relación es el objeto de la psicología social, su campo operacional privilegiado es el grupo, que permite la indagación del interjuego entre lo psicosocial (grupo interno) y lo sociodinámico (grupo externo), a través de la observación de las formas de interacción, los mecanismos de adjudicación y asunción de roles. El análisis de las formas de interacción nos permite establecer hipótesis acerca de sus procesos determinantes.
La psicología social como disciplina que indaga la interacción en sus dos aspectos, intersubjetivo (grupo externo) e intrasubjetivo (grupo interno), es significativa, direccional y operativa. Se orienta hacia una praxis, de donde surge su carácter instrumental. Su punto de partida es una práctica. La experiencia de esa práctica, conceptualizada por una crítica y una autocrítica, realimenta y corrige la teoría mediante mecanismos de rectificación y ratificación, logrando una objetividad creciente. Se configura una marcha en espiral sintetizadora para elaborar una logística y construir una estrategia, que a través de la táctica y la técnica dé carácter operativo a planificaciones de distinto tipo para que pueda realizarse el cambio aspirado, que consiste en el desarrollo pleno de la existencia humana a través de la modificación mutua del hombre y la naturaleza.
¿Por qué nuestra valoración de la praxis? Porque sólo ella introduce la inteligibilidad dialéctica en las relaciones sociales y restablece la coincidencia entre representaciones y realidad.
Nuestro ECRO es un instrumento interdisciplinario, es decir, articula aporte de distintas disciplinas, en la medida en que resulten pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio. Estos aportes provienen del materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el psicoanálisis, la semiología y las contribuciones de quienes han trabajado en una interpretación totalizadora en las relaciones entre estructura socioeconómica y vida psíquica. A partir de esos aportes se puede construir una psicología que ubique el problema en sus premisas adecuadas.
La didáctica. La didáctica que postulamos emerge del campo mismo de la psicología social. Señalamos con esto que reformularemos su metodología para operar en el campo del aprendizaje a partir de las contribuciones que la psicología social hace a la comprensión del proceso de aprendizaje.
Denominamos didáctica a la estrategia destinada no sólo a comunicar conocimientos (tarea informativa) sino básicamente a desarrollar aptitudes y modificar actitudes (tarea formativa). La articulación de lo informativo y formativo se cumple en la construcción de un instrumento: ECRO, que ubique al sujeto en el campo (lo referencial), le permita abordarlo a partir de elementos conceptuales, comprenderlo y operar sobre él mediante las técnicas adecuadas. Esta “situación” en el campo y el pensar y operar sobre él implica la necesidad no sólo de manejo teórico sino de la elaboración de las ansiedades emergentes en toda situación de cambio.
En esto consiste el oficio del psicólogo social, objeto de nuestra formación. Nuestra didáctica puede ser caracterizada como de núcleo básico, interdisciplinaria y grupal, instrumental y operacional. Aclaremos el significado de estos términos.
Núcleo básico. Según la hipótesis de los investigadores en el campo de la educación de adultos, la transmisión de conceptos universales, fundamentos de cada disciplina específica, permite acelerar el proceso de aprendizaje, a la vez que hace posible mayor profundidad y operatividad en el conocimiento. El núcleo básico está constituido por esos conceptos universales y el aprendizaje va de lo general a lo particular.
Interdisciplinaria y grupal. Lo interdisciplinario está aquí considerado en dos niveles; uno ya ha sido mencionado y estaría dado por los aportes que de distintas disciplinas se integran en el ECRO, en la medida en que resultan pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio.
El otro sentido de lo interdisciplinario estaría relacionado con el sentido de la búsqueda de la mayor heterogeneidad posible en términos de edad, actividad, formación, sexo, en la composición de los grupos que deberán reelaborar la información.
La heterogeneidad permite que cada miembro del grupo aborde la información recibida en común, aportando un enfoque y un conocimiento vinculados con sus experiencias, estudios y tareas. En un primer momento del itinerario del grupo se da una fragmentación del objeto de conocimiento, por las distintas modalidades de impacto y de receptividad frete al mismo. Esta heterogeneidad de enfoques y aportes debe conjugarse, alterándose funcionalmente, complementándose, hasta llegar a una integración o construcción enriquecida del objeto de estudio.
La heterogeneidad apunta básicamente a la ruptura de los estereotipos en la modalidad de aproximación al objeto de conocimiento, estereotipos que, por carencia de confrontación, suelen potenciarse en los grupos homogéneos. Sobre esta fundamentación formulamos la regla “a mayor heterogeneidad de los miembros, heterogeneidad adquirida a través de la diferenciación de roles desde los cuales cada miembro aporta al grupo su bagaje de experiencias y conocimientos y una mayor homogeneidad en la tarea lograda por la sumación de información (pertinencia), el grupo adquiere una productividad mayor (aprendizaje)”.
En síntesis, la posibilidad de una didáctica interdisciplinaria se apoya en la preexistencia en cada uno de nosotros de un esquema referencial.
Estos esquemas y modelos internos se confrontan y modifican en la situación grupal, configurándose a través de la tarea un nuevo esquema referencial que emerge de la producción del grupo.
Instrumental y operacional. Como estrategia de formación en psicología social tomamos como punto de partida la ubicación del sujeto, su inserción en un campo específico (la situación grupal). Esto le permite vivir una experiencia de campo a la vez que lo dota progresivamente de herramientas teóricas para comprender su propia inserción, las características del campo y los recursos técnicos para operar sobre él.
Esta inserción en el campo grupal y la instrumentación técnica deben ser paulatinamente extendidas a otros campos de la operación de la psicología social (institucional y comunitario).
La noción de aprendizaje. Está sustentada en una didáctica que lo caracteriza como la apropiación instrumental de la realidad, para modificarla. La noción de aprendizaje se vincula íntimamente con el criterio de adaptación activa a la realidad, a través de lo cual se explicita la ideología que sustenta esta institución.
Entendemos por adopción activa, aprendizaje de lo real, la relación dialéctica mutuamente modificante y enriquecedora entre sujeto y medio.
Aprender a realizar una lectura de la realidad, lectura coherente, no aceptación acrítica de normas y valores. Por el contrario, apuntamos a una lectura que implique capacidad de evaluación y creatividad (transformación de lo real).
Esta concepción del aprendizaje como praxis, como relación dialéctica, nos lleva necesariamente a postular que el enseñar y el aprender constituyen una unidad, que debe darse como proceso unitario, como continua y dialéctica experiencia de aprendizaje en la cual el rol docente y el rol alumno son funcionales y complementarios.
Nuestro instrumento de trabajo. El grupo operativo.
Supuestos teóricos.
Hemos adoptado como instrumento primordial de trabajo y de tarea e indagación la técnica operativa del grupo, partiendo de la hipótesis de que el grupo es una estructura básica de interacción, lo que la convierte de hecho en unidad básica de trabajo e investigación.
Definimos al grupo como el conjunto restringido de personas, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna, que se propone en forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad.
Los conjuntos sociales se organizan en unidades para alcanzar mayor seguridad y productividad. La unidad grupal tiene en muchos casos la característica de una situación espontánea. Pero los elementos de ese campo grupal pueden ser a la vez organizados. Queremos decir con esto que la interacción puede ser regulada para potenciarla, para hacerla eficaz en vista a su objetivo. Esto es lo que se denomina planificación. Nace así la técnica operativa que apunta a instrumentar la acción grupal.
La técnica operativa. Esta técnica se caracteriza por estar centrada en la tarea: es decir que privilegia la tarea grupal, la marcha hacia el logro de sus objetivos.
Toda situación de aprendizaje, haciendo extensiva la noción de situación de aprendizaje a todo proceso de interacción, a todo tipo de manipuleo o apropiación de lo real, a todo intento de respuesta coherente y significativa a las demandas de la realidad (adaptación), genera en los sujetos dos miedos básicos, dos ansiedades básicas que hemos caracterizado como el miedo a la pérdida y el miedo al ataque: a) Miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado en la situación anterior, y B) Miedo al ataque en la nueva situación en la que el sujeto no se siente adecuadamente instrumentado. Ambos miedos que coexisten y cooperan configuran, cuando su monto aumenta, la ansiedad ante el cambio, generadora de resistencia al cambio.
Dicha resistencia al cambio se expresa en términos de dificultades en la comunicación y el aprendizaje. El desarrollo del grupo se ve obstaculizado por la presencia del estereotipo en el pensamiento y la acción grupal. La rigidez y el estereotipo constituyen el punto de ataque principal.
Allí se centra la tarea que se realiza mediante el abordaje y la resolución de los miedos básicos en un trabajo compartido de esclarecimiento grupal.
Este esclarecimiento implica el análisis, en el “aquí y ahora” de la situación grupal, de los fenómenos de interacción, los procesos de adjudicación y asunción de roles, las formas de la comunicación, en relación con las fantasías que generan esas formas de interacción; los vínculos entre los integrantes, los modelos internos que orientan la acción (grupo interno) y los objetivos y tarea prescripta del grupo.
Un paso importante en este proceso de esclarecimiento, de aprender a pensar, es un trabajo orientado hacia la reducción del índice de ambigüedad grupal por la resolución dialéctica de las contradicciones internas al grupo, que toman la forma de dilema, paralizando la tarea a través del enfrentamiento entre individuos o subgrupos. La situación dilemática esteriliza el trabajo grupal y opera como defensa ante la situación de cambio.
El análisis sistemático de las contradicciones (análisis dialéctico) constituye la tarea central del grupo. Este análisis apunta básicamente a indagar la infraestructura inconsciente de las ideologías que se ponen en juego en la interacción grupal. Estas ideologías, sistemas de representaciones con gran carga emocional, suelen no formar ni en cada sujeto ni en cada unidad grupal, un núcleo coherente. La coexistencia interna al grupo y al sujeto de ideologías del signo contrario determina distintos momentos de ambigüedad que se manifiestan como contradicción y estancamiento de la producción grupal (estereotipia). La técnica operativa apunta a que el grupo constituya un ECRO de carácter dialéctico, donde las contradicciones relativas al campo de trabajo deben referirse al campo mismo de la tarea grupal (praxis).
Itinerario del grupo y relaciones cotidianas. Cuando la técnica operativa se aplica a un grupo centrado en el aprendizaje –en este caso particular, en el aprendizaje de la psicología social- éste parte del análisis de las situaciones cotidianas para alcanzar, en sucesivos momentos de comprensión, un conocimiento objetivo.
El grupo operativo es la primera instancia de aporte d lo cotidiano. En él tienden a reproducirse relaciones cotidianas, los vínculos que ponen en juego modelos internos. El encuadre o la técnica operativa del grupo (conjunto de constantes metodológicas que permiten la comprensión de un proceso) facilitan, a través de la confrontación de esos modelos internos en una nueva situación de interacción, y en el análisis de sus condiciones de producción, la comprensión de las pautas sociales internalizadas que generan y organizan las formas observables de interacción.
El acontecer del grupo centra así la investigación del aprendiz de la psicología social en el fenómeno universal de la interacción, de donde surge el reconocimiento de sí y del otro en un diálogo y un intercambio permanentes que sigue una trayectoria en espiral.
La información –la herramienta teórica- debe ser abordada desde lo cotidiano para hacerlo comprensible, para dar valor de uso a esa herramienta teórica en una praxis.
De allí que insistamos en la importancia de partir del análisis de las llamadas fuentes cotidianas “vulgares” del esquema referencial.
La técnica operativa del grupo, sean cuales fueren los objetivos que en el grupo se propongan (diagnóstico institucional, aprendizaje, creación artística, planificación, etc.), tiene por finalidad que sus integrantes aprendan a pensar en una coparticipación del objeto de conocimiento, entendiendo que pensamiento y conocimiento no son hechos individuales sino producciones sociales. El conjunto de integrantes como totalidad aborda las dificultades que se presentan en cada momento de la tarea logrando situaciones de esclarecimiento, movilizando estructuras estereotipadas que operan como obstáculo para la comunicación y el aprendizaje y que se generan como técnica de control de la ansiedad ante el cambio.
La tarea del coordinador. El coordinador mantiene con el grupo una relación asimétrica, requerida por su rol específico: el co-pensor. Su tarea consiste en reflexionar con el grupo acerca de la relación que los integrantes del mismo establecen entre sí y con la tarea prescripta. Cuenta con dos herramientas: el señalamiento que opera sobre lo explícito y la interpretación que es una hipótesis acerca del acontecer implícito que tiende a explicitar hechos o procesos grupales que no aparecen como manifiestos a los integrantes del grupo, y que funcionan como obstáculo para el logro del objetivo grupal.
El equipo de coordinación, integrado por coordinador y observador, cada uno desde su rol específico y a partir de un ECRO que le permite la comprensión de las leyes estructurantes del proceso grupal, detecta las situaciones significativas (emergentes) que desde lo explícito remiten como signo a formas implícitas de interacción. La interpretación se incluye como herramienta en la técnica del grupo operativo en la medida que permite la explicitación de lo implícito.
¿Qué sentido tiene esta explicitación? La dialéctica grupal consiste en una relación entre procesos implícitos y acontecer explícito, entre lo manifiesto y lo latente. La interpretación se incluye en esta dialéctica aportando al campo de información que permite el autoconocimiento grupal, lo que genera nuevas formas interactivas. La interpretación operativa modifica el campo grupal, permite a partir del autoconocimiento la re-estructuración de las relaciones entre los miembros y con la tarea. Opera en el campo del obstáculo a fin de mostrarlo para lograr una re-organización grupal que permita elaborarlo. El obstáculo puede estar dado e el proceso de aprehensión del objeto, en la red de comunicación, etc. La interpretación incluye explícita o implícitamente un criterio de realidad o esquema referencial, a partir del cual se analiza la situación del grupo.
El valor de la interpretación está dado por la operatividad, es decir, su función reestructurante con vistas al objetivo del grupo. La interpretación consiste en la decodificación del sentido de lo emergente.
Es un aporte de significados al grupo.
El esquema de evaluación. La constatación sistemática de ciertos procesos grupales nos ha permitido construir un modelo que recoge distintas formas de interacción grupal. Este modelo denominado esquema del cono invertido constituye nuestro instrumento de evaluación en la tarea grupal.
Los vectores de esa categorización incluyen: los procesos de afiliación, pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación, aprendizaje, telé, actitud ante el cambio y capacidad de planificación.
La situación central a evaluar y en la que convergen los distintos vectores de análisis es la actitud ante el cambio, que se modifica en términos de incremento o resolución de los miedos básicos, generadores de estereotipo.
A quiénes está dirigida la escuela e psicología social. La escuela está abierta a todos aquellos que, sean cuales fueren sus estudios y formación previa, se interesen en realizar un aprendizaje centrado en al comprensión de los fenómenos de interacción y el análisis del proceso social, particularmente lo que hace a la relación entre la estructura social y la vida psíquica.
Campo de acción de la psicología social. La psicología social, como disciplina y herramienta técnica, instrumenta para el abordaje, indagación, diagnóstico, planificación y operación en los distintos ámbitos en los que se cumplen los procesos de interacción. Estos ámbitos, caracterizados como el ámbito grupal, institucional y comunitario, pueden ser abordados desde un esquema conceptual común, pero presentan variables específicas que requieren manejo técnico diferenciado”.
Introducción
La Psicología Social es una disciplina que nace en la modernidad, cuando el desarrollo socio-histórico pone en primer plano en el análisis filosófico (Hegel, Comte) y científico (Durkheim), las problemáticas de la historia, el hombre y la sociedad.
Los grandes movimientos sociales (guerras, revoluciones, evolución en las formas de producción y en las instituciones), generaron interrogantes y desarrollos que han sustentado la constitución de un corpus disciplinar. Podríamos mencionar entre ellos, las reflexiones de Freud acerca de la Psicología de las masas; los desarrollos acerca de la grupalidad, del prejuicio y las modificaciones de conducta elaborado por Kurt Lewin; la indagación de procesos como los los prejuicios y el rumor, llevados adelante por Adorno y Allport.
El debate acerca del mundo globalizado es y será, la gran problemática del siglo que comienza. El mapa social del mundo ha incorporado un variopinto paisaje cuyos efectos estamos aún lejos de predecir. Los grandes desplazamientos de poblaciones de una parte del mundo hacia otra, la transculturación y las comunidades interculturales, la emigración, la marginalidad y la pobreza; la xenofobia, el problema del ocio y el de la ancianidad; los nuevos mercados laborales expulsivos, la aristocracia tecnológica y los graves problemas ecológicos conforman una nueva realidad que plantean problemáticas de interrelación que no pueden catalogadas como patológicas.
Nos encontramos frente a rupturas de las tramas vinculares que han venido sosteniendo una identidad y un proyecto de vida individual y familiar creando condiciones cotidianas de incertidumbre. El sujeto de la era globalizada, como producto de esas rupturas, es un sujeto en crisis. Necesita por lo tanto reconstruir su esquema referencial (sus modelos de pensar, sentir y hacer en el mundo) y encontrar-producir un nuevo tejido social que los albergue, sostenga y posibilite reencontrar un proyecto de vida y una razón para vivir.
Para enfrentar estas problemáticas se necesitan profesionales formados en un marco referencial teórico, metodológico y técnico que visibilice y opere en las tramas y redes vinculares y sean capaces de reconstituir el tejido social teniendo en cuenta tanto la lógica del contexto como las vicisitudes subjetivas frente al cambio. Este profesional es el Psicólogo Social y la disciplina que lo sustenta es la Psicología Social.
Pero además del “territorio” específico de la Psicología Social, es importante señalar que se trata también de un “enfoque”, una perspectiva diferente al de la Psicología, Sociología, Antropología etc.
Lo que los Psicólogos Sociales tienen en común “no son temas o tópicos de interés común sino un estilo de examinar la conducta y un conjunto de objetivos que llevan a ese análisis (…) La Psicología social es una perspectiva o una filosofía sobre la interacción humana. No es actitudes, ni agresión, ni siquiera interacción, es un proceso y como tal, no puede girar sobre algo (Jeffrey Goldstein Social Psychology. Nueva York. Academia Press 1980)
Antecedentes históricos
La historia de la Psicología Social se podría remontar a la historia del pensamiento humano si pensamos en las reflexiones que produjeron los seres humanos acerca de su organización social y política. Así podríamos situar el origen del pensamiento psicosocial en la antigua Grecia, por ejemplo, en la Republica de Platón o en Aristóteles, especialmente en su Retórica. O en los inicios de la Modernidad, con Maquiavelo.
Pero elegimos comenzar la historia de la Psicología Social rastreándola en pensadores que de manera mas sistemática y consciente buscaron aportar a la reflexión de un campo relacional o al análisis de producciones sociales.
Por ello situamos el nacimiento de la Psicología Social en el siglo XIX.
Todas las Ciencias Sociales surgen en el siglo XIX. La Psicología Social nace simultáneamente junto a la Sociología, el Psicoanálisis, la Antropología etc..
Una larga tradición de la disciplina dio origen, a lo largo del siglo XX, a innumerables corrientes teóricas de las que daremos cuenta mas adelante.
Como gran parte de las ciencias sociales, la Psicología Social también tiene su centro de tensión que comprende la vieja discusión entre teoría y práctica. El poner el acento en uno u otro campo metodológico presupone una toma de posición epistemológica que implica, a su vez, una determinada concepción acerca de la dimensión psicosocial, del conocimiento científico y los objetivos a los que debe direccionarse la investigación o intervención profesional.
Estas concepciones metodológicas opuestas reconocen:
Una Psicología Social que tiene un objetivo académico y de producción conceptual
Una Psicología Social que promueve una indagación-acción y que tiene como objetivo incidir en una realidad social y promover una praxis.
El psiquiatra, psicoanalista y creador de la psicología social Argentina, Dr. Enrique Pichon Rivière (1907-1977), distingue estas dos orientaciones: “Una, la psicología social académica, preocupada solo por las problemáticas de las técnicas que se siente paralizada frente a su responsabilidad de realizar una síntesis de teoría y practica. La otra, la praxis, de donde surge el carácter instrumental y operacional en su sentido más real, que no se resuelve en un circulo cerrado, sino en una continua realimentación de la teoría, a través de su confrontación en la practica y viceversa”.
Desde ya, Pichon Rivière adscribe a esta segunda tendencia, por lo que define a la Psicología Social como “la ciencia de las interacciones orientada hacia un cambio social”. “De no ser así no tiene sentido y todos sus esfuerzos concluirán en un sentimiento de impotentización como resultante de las contradicciones acerca de su aspecto operacional.”
Estas concepciones casi opuestas sobre la disciplina hablan, sin duda, de concepciones opuestas sobre el mundo; o si se quiere, del lugar desde donde se mira al mundo.
Las corrientes academicistas tienen su arraigo y desarrollo fundamentalmente en EEUU. En cambio, la práctica “intervencionista” tiene su mayor despliegue en Latinoamérica. De todos modos la posición de Pichon Rivière debe entendérsela no como una critica a la producción de saber sino como una critica alas investigaciones experimentalistas propias del método positivista que promueve experiencias de laboratorios y no la indagación-acción con sujetos concretos en sus condiciones concretas de existencia.
En la emergencia latinoamericana hacer teoría, o realizar investigaciones para desarrollar conocimientos teniendo como referente solamente los criterios científicos, es una elección ética difícil de sostener.
Las condiciones socioeconómicas y la injusta distribución de los bienes (económicos, culturales, de salud, educación etc.) entre su población brindan un panorama de inequidad que obliga a dejar posiciones contemplativas e incita a los intelectuales a la acción transformadora.
En este contexto, la praxis pichoniana no es una mera elección metodológica sino una toma de posición ética e ideológica. Un compromiso con el cambio. El cambio hacia una sociedad más equitativa.
Sin pretender caer en clasificaciones exhaustivas rescataremos algunas perspectivas que han construido corrientes de pensamientos importantes en la Psicología Social, muchas de las cuales, son aun, vigentes.
Desde su nacimiento son distinguibles dos perspectivas en el desarrollo de la Psicología Social: la corriente sociológica y la individualista , en su desarrollo conceptual fueron emergiendo otras corrientes.
Hay una corriente muy fructífera en Psicología Social que plantea al mundo social como una escena y a los seres humanos ocupando determinados roles en dicha escena. También es una posición teórica que marca la dependencia del individuo respecto a la sociedad.
Robert K. Merton (1964): es un representante del funcionalismo estructural. Plantea que en la situación social el ser humano desempeña un conjunto de papeles ya que cada individuo desarrolla varios niveles de interacción y de relaciones sociales. Los roles permiten que el comportamiento humano sea previsible. De allí la importancia de las expectativas y los valores.
Numerosos autores como Eugene Hartley y Ruth Hartley, Bruce Biddle, Edwin Thomas Ralph Dahrendorf son algunos de los autores que a partir de los años 50 han desarrollado conceptos importantes como status y posición de rol, los grupos de referencia, las normas de conducta y las expectativas de conducta, contexto, aprendizaje etc.
Merece un apartado el gran Theodor Newcom (1951) quien enuncia la doble perspectiva necesaria en el concepto de rol: por un lado la prescripción social hacia un rol determinado pero por otra el individuo particular que no exento de libertad, lo lleva a la acción.
Para ello postula junto al rol social la unidad de motivación, ambos dan lugar a la conducta de rol.
Para Mead el ser es en primer lugar un ser social que vive en un proceso inexorable de interacción, de comunicación a través de símbolos que poseen toda la carga cultural de significados y valores. La conciencia individual es la adopción de las actitudes de otros significativos hacia uno mismo. Plantea así el concepto de rol taking. El ser humano se convierte en si mismo a través de los demás. El ser humano es fundamentalmente un creador de signos y de significaciones que comparte con otros.
Otro autor muy importante en relación al interaccionismo simbólico es Arnold Rose (1982). Este autor sostiene que si bien la sociedad tiene una primacía por sobre el individuo ello no es sinónimo de un determinismo social. Es indudable que existen patrones y expectativas culturales que pautan conductas universales pero plantea que existe una distancia de rol que implica una cierto margen de libertad a la hora de asumir y llevar a ala acción el rol. Incluso hay sociedades que esperan un cierto nivel de innovación y cambio en relación a los roles sociales.
Una destacada línea de pensamiento es la Psicología Social dialéctica.
En esta corriente de pensamiento es indudable la influencia de Carlos Marx, sobre todo en relación a la concepción de un sujeto social, la noción de conciencia y alineación, el concepto de necesidad y el papel o rol del hombre en la historia. Pero por sobre todo por su metodología dialéctica materialista.
Marx plantea a este ser social en condiciones materiales de existencia y en ello es fundamental el trabajo o sea el lugar social que ocupa en el proceso de producción. Pero este hombre no solo esta condicionado por el lugar que ocupa en la estructura productiva y en las relaciones de producción en la que esta inserto sino que también es un ser que actúa, capaz de transformar y cambiar su conciencia de clase y sus condiciones de existencia. Marx expresa así su concepción del hombre:
“El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”
Podemos ubicar en esta corriente dialéctica de pensamiento a Eric Fromm miembro de la Escuela Critica de Frankfurt quien escribió en 1955 “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea” Allí llama la atención de las perturbaciones psicológicas que provienen de un modo capitalista de producción, una sociedad industrial tendiente al consumo alienado.
León Rappaport en los años 70 postula que una psicología social dialéctica debe ocuparse de las personas y los grupos como productos de circunstancias históricas cambiantes. Las personas deben ser entendidas en procesos contradictorios y a partir de conflictos e internos y otros productos de sus relaciones con el ambiente. La Psicología social debe extender su comprensión a la complejidad de la lógica de la vida cotidiana. Para este autor juegan un papel fundamental la ideología que impera en el desarrollo del conocimiento y en la elaboración de teorías acerca del comportamiento humano. El científico social no puede ser solo un observador de la sociedad donde pertenece sino que debe posicionarse como un participante activo del orden social y cultural. Señala la actividad como vinculo fundamental con el mundo social.
Keneth Gergen en 1973 escribe un artículo que titula Social Psychology as History. Allí postula que hay una diferencia radical entre la psicología Social y las Ciencias naturales. La Psicología social es una empresa historia ya que no se pueden establecer principios generales sobre la interacción humana ya que ésta cambia constantemente a partir de procesos históricos también cambiantes. Plantea que el psicólogo social esta incluido en el campo que investiga. Su subjetividad estará presente tanto en el objeto de su investigación como en el método utilizado y las maneras de percibir e interpretar el fenómeno que indaga. Si se indagan las líneas de desarrollo de la Psicología Social se descubrirá la influencia histórica sobre los temas que se han elegido para investigar y de los desarrollos teóricos y metodológicos. Ya mencionamos la influencia del pensamiento pragmático, positivista y capitalista en las investigaciones norteamericanas. En ese sentido K.Gergen es un profundo crítico al método positivista en Psicología Social.
Ignacio Martín Baró: en los años 80 y desde una posición materialista histórica ha llamado la atención de la poca relación que la Psicología Social clásica tiene respecto de las problemáticas latinoamericanas. Sostiene que los problemas que abordan las investigaciones y los textos de Psicología Social son los problemas de un país como el norteamericano, que es centro de poder y que busca afianzarse en el campo científico estadounidense.
Es Marianthi Georgoudi (1983) quien señala que una Psicología Social dialéctica debe tener en cuenta ciertas premisas:
1. la tensión dialéctica entre el sujeto y el contexto social en que vive. El comportamiento humano es un fenómeno psicosocial concreto que acontece en la vida cotidiana cargado de significación histórica pero direccionado hacia el futuro y en constante cambio.
2. La relación sujeto sociedad es una relación en constante proceso de transformación. No hay una separación sino una unión de contrarios entre el individuo y la sociedad entre la ciencia y la historia entre la ciencia y la sociedad.
3. Este autor sostiene que la experimentación no es un método que pueda dar cuenta de la dialéctica de la realidad humana concreta ya que aunque en muchos aspectos puede ser de valor es sumamente restrictiva como método ya que no puede acceder a la complejidad de los múltiples factores que actúan en el mundo social. Para abordar la realidad social son necesarias metodologías cualitativas.
4. No hay independencia del investigador científico, este forma parte de su cultura con sus valores, su ideología etc.
5. La interrelación entre la teoría y la práctica.
Si bien no se declaran explícitamente dialécticos consideramos justo incluir en una perspectiva dialéctica tanto a Kurt Lewin como a George Mead.
En el espacio vital, concepto de K. Lewin, encontramos la interdependencia entre la Persona y el Ambiente. Para comprender al comportamiento humano es necesario considerar esa trilogía dialéctica: Ambiente, Persona y Conducta. Kurt Lewin sostuvo que la dinámica de un proceso siempre debe ser entendida como la relación de un individuo concreto en una situación concreta.
Para K. Lewin las partes, los elementos no existen aisladamente sino organizados en unidades totales que están interrelacionadas dinámicamente o sea que cambian.
En relación a George Mead, es explicita su formación en la dialéctica hegeliana. Para este autor la persona no puede existir sin la sociedad pero a su vez la sociedad solamente puede ser definida como un conjunto de personas en interacción. El individuo y la sociedad se remiten el uno al otro en una interacción constante.
De esta incompleta síntesis de las corrientes de pensamiento en Psicología Social quisimos culminar con estos dos autores: George Mead y Kurt Lewin. Son dos pensadores que fundaron dos modos potentes de pensar la Psicología Social. Enrique Pichon Rivière siempre reconoció su deuda teórica fundamentalmente en estos dos autores y con quienes es posible identificarlo además porque los tres tienen un rasgo en común: han hecho de lo psicosocial un estilo de vida y de acción, un modo de ser y no solo una corriente de pensamiento o de indagación.
Caracterización
La Psicología Social es un campo de saber especializado en las tramas vinculares humanas. Su tarea específica consiste en dar cuenta de aquello que acontece cuando los seres humanos interactúan o tienen prácticas cotidianas conjuntas. Por ello los ámbitos privilegiados donde desarrolla su intervención el Psicólogo Social son los grupos, las organizaciones y las comunidades.
El abordaje del hombre en las Ciencias Sociales se daba a partir de dos vertientes de pensamiento: una, la corriente individualista (que toma al hombre desde su psiquismo singular: psicología, psicoanálisis, pedagogía), otra, que lo aborda desde la entidad social (sociología, antropología, política, economía)
Luego de estas dos corrientes tanto la sociológica como la individualista es importante señalar que va surgiendo algo en común en ellas y que seria lo especifico de la Psicología Social. Aparece, así, como importante, la interacción humana como algo especifico de la Psicología Social, las relaciones entre los seres humanos en condiciones de interdependencia. Esta idea esta en S. Asch, en su concepto de grupo, está en K. Lewin, en su teoría topológica, está en la Psicología Social marxista.
El campo actual trasciende lo dicho en el campo grupal
En la actualidad definimos el campo de conocimiento de la Psicología Social, como la indagación del nexo fundante entre el orden histórico-social y la subjetividad. Es decir investigar las instituciones que expresan ese orden, las distintas formas de articulación entre los sujetos de esos procesos socio-históricos (lo que incluye a las estructuras vinculares, grupales y organizacionales), y su relación con los procesos psíquicos. Esta especificidad incluye la investigación no sólo de ese orden socio-histórico sino de las distintas mediaciones por las que alcanza eficiencia en la constitución y desarrollo de la subjetividad, en consonancia con la elaboración teórica de Enrique Pichon Rivière que, sustentada en una intensa práctica, concluye en afirmar que el sujeto es la síntesis de sus relaciones sociales, en consecuencia se hace necesario el abordaje a su problemática, en lo que constituyen sus condiciones concretas de existencia.
Hace a la pertinencia de la Psicología Social indagar cómo esa subjetividad así configurada dialécticamente opera en la gestación, sostén y transformación de ese orden social y sus instituciones, en la diversidad de sus formas organizativas.
Toda estructura social se constituye y manifiesta como un entramado de múltiples relaciones y formas organizativas, en ella se desarrolla la vida de los sujetos. En esta diversidad de formas organizativas los procesos de comunicación y sus alternativas, la identificación de las necesidades, el surgimiento de conflictos y la gestación de respuestas a las situaciones de cambio, forman parte de la experiencia actual y cotidiana.
La complejidad propia de la vida social y las relaciones humanas suele generar obstáculos en el desarrollo de las actividades de los sujetos y el logro de sus objetivos. Enfrentamos el Siglo XXI dentro de un vertiginoso proceso de transformación al que marca, un hasta aquí inigualado, desarrollo tecnológico. Este desarrollo y los bienes que produce, tienen a la vez una distribución que ahonda desigualdades sociales históricas.
Estos hechos y las crisis nacionales e internacionales que acompañaron el tránsito del anterior y actual siglo, impactan a los sujetos en sus inserciones sociales y en sus marcos referenciales, planteándoles nuevas exigencias. Jerarquizaríamos entre ellas una mayor eficacia e instrumentación en el aprendizaje, en particular en el despliegue de actitudes y aptitudes que hacen al trabajo colectivo, el pensamiento autónomo y la gestación de nuevos recursos y modelos de relación y tarea.
Nos vemos frente al continuo desarrollo del conocimiento social, sobre la importancia de las relaciones interpersonales, en los procesos de crecimiento en lo comunitario y en el logro de la eficacia en las organizaciones. Se destaca simultáneamente como idea innovadora la promoción del desarrollo de los sujetos y el mejoramiento de la calidad de vida.
Todo esto está íntimamente relacionado con las características de los vínculos interpersonales, de las formas de organización social, de la relación de las personas con sus grupos de pertenencia: familia, trabajo, espacios comunitarios, etc.
La Psicología Social en la Argentina
La Psicología Social reconoce en la Argentina un desarrollo propio centrado en la obra de Enrique Pichón Rivière. Este desarrollo ha llegado a trascender las fronteras, sobre todo en América Latina y México, pero también en Europa e Israel se han establecido Escuelas que siguen el modelo por él formulado. Por otro lado, sus conceptos ya forman parte de las categorías con las que se analiza la realidad social y los postulados de su teoría integran los contenidos de materias de grado en distintas universidades del país y del mundo. El desarrollo de la Psicología Social en la Argentina se verifica también en la existencia de más de un centenar de Escuelas donde se han formado alrededor de diecisiete mil (17000) Psicólogos Sociales.
El horizonte de la búsqueda teórica de Enrique Pichon Rivière (1907-1977) ha sido amplio y heterogéneo pero su metodología ha sido siempre estrictamente dialéctica. Los conceptos son instrumentos de fundamentación de una práctica por ello la necesidad de una Inter. y transdisciplina. En relación a la formación en Psicología Social sostenía “No nos interesa formar excelsos observadores de la realidad sino profesionales capaces de transformarla”.
Enrique Pichon-Rivière, a través de su teoría, basada en una epistemología convergente, inaugura una peculiar manera de abordar la realidad para operar sobre ella, entendiendo que la conducta humana se despliega en los ámbitos psicosocial, sociodinámico, institucional y comunitario. El entrenamiento del profesional formado en esta disciplina lo habilita a facilitar los procesos grupales allí donde el conflicto se presenta, a través de la resolución dialéctica de los mismos.
De ello pueden dar cuenta las diferentes intervenciones que en el ámbito público o privado se han venido desarrollando desde hace cincuenta años, algunas de las cuales forman parte del anexo de esta presentación.
Enrique Pichon-Rivière genera un nuevo campo de saber, cree que el individuo no existe como tal, sino como producto del marco socio-histórico del cual emerge. Pergeña un ECRO (esquema conceptual referencial y operativo), como herramienta para dar cuenta e intervenir metodológicamente en el objeto-campo donde el investigador psicosocial pone su mirada, la pertinencia del método dialéctico como abordaje, sustentado en una praxis, la técnica del grupo operativo como dispositivo multiplicador de saberes, una didáctica de núcleo único.
Hay decenas de Instituciones formativas en la Argentina transmitiendo su pensamiento. Los profesionales formados en su ECRO (desde 1953 a la actualidad) se contabilizan por decenas de miles en la Argentina. (A.Bauleo, A.Fiasché, F.Ulloa, H.Kesselman, C.Fumagalli, O.Bricchetto, A.Quiroga, G. Adamson, M.M. Garcia Vecci, G. Jasiner, L.Schvarstein, H.Fainstein etc.)
Panorama y vigencia de la disciplina
Algunas Escuelas y autores hoy en Psicología Social son:
México: Su Licenciatura en Psicología Social (Universidad Autónomo Metropolitana) tiene más de treinta años.
Psicología Social pichoniana: Margarita Basz, José Perrez
Psicología Política: F.J. Uribe Patiño, María Teresa Acosta, Juana Juarez R. María Irene Silva.
En México también hay una corriente de Teoría Critica (Revista Paideia: Abel Arróniz Muñoz y colaboradores)
Colombia: Grupo de Investigación que articula el ECRO de Pichon Rivière con conceptos del psicoanálisis lacaniano. (Jaime Carmona, Hernando Bernal y Maria Paulina Mejía)
El Salvador: Martín Baró (Psicología Social Comunitaria)
Venezuela: Psicología Social Comunitaria (Maritza Montero, Esther Weinsenfeld)
Francia: S. Moscovici (análisis de minorías y de las representaciones sociales)
España: el construccionismo social de Tomas Ibáñez en Barcelona. Y un movimiento interesante que pugna por una Psicología Social autónoma y comprometida con experiencias con sujetos sociales en una realidad concreta donde se encuentran Amalio Blanco Abarca, J.R.Torregrosa entre muchos otros.
La Psicología Social de Enrique Pichon Rivière tiene extensiones en latinoamérica y el mundo.
Numerosos discípulos lo transmiten en México (Margarita Basz y J. Perrez), Brasil (Marco Velloso), Colombia (Jaime Carmona, César Jaramillo, Ovidio Muñoz), Uruguay (Hugo Monetti) Chile (Horacio Foladori) Italia (A.Bauleo) en España durante los años de dictadura (1976/83) Hernán Kesselman, hasta que regresó a la Argentina.
Síntesis
Lo dicho afecta a todos los sectores que conforman la estructura socio-económica. Entre los aspectos negativos podemos señalar: la destrucción de la familia campesina, la migración a los centros urbanos, con la concomitante creación de bolsones de pobreza, el desempleo y sus devastadores efectos en las distintas franjas etarias, particularmente entre los jóvenes, el incremento de la violencia social y familiar, la deserción escolar, en síntesis: la fragmentación subjetiva y social.
Las condiciones históricas mencionadas han exigido el diseño social de nuevas funciones y roles. Estos son requeridos desde y hacia una práctica que apunte a la comprensión de la realidad social y su incidencia en los sujetos. Para esto es necesario que se movilicen y sostengan dispositivos adecuados para el reconocimiento de necesidades y organización de acciones que impliquen el protagonismo de los distintos sectores de la comunidad en la visualización y resolución de sus problemas.
En estas funciones emergentes, requeridas y legitimadas por una creciente demanda social, se encuentra el análisis y la intervención en los campos grupal, institucional y comunitario. La formación en este análisis e intervención se hace necesaria, ya que en ella se apunta desde una disciplina científica, la Psicología Social, a potenciar la acción y la producción creativa así como la resolución de conflictos de las personas reunidas en diferentes ámbitos y organizaciones, ya sea en el área laboral, de la salud, de la educación, de la familia, el tiempo libre; en síntesis, en todos los ámbitos donde se despliega la actividad humana.
A la vez, las nuevas formas de vida social y las problemáticas emergentes en la misma, redimensionan el lugar del conocimiento de la Psicología Social, no sólo como especialización o como trabajo de expertos, sino también como saber requerido para el desempeño de otras tareas profesionales. Ejemplo de esto son: la abogacía en su actual función de mediación, y los distintos roles que configuran el poder judicial; la medicina en sus aspectos sociales, la arquitectura e ingeniería en lo que hace al hábitat, la ecología, la planificación urbana, así como la docencia en todas sus instancias; la economía en la diversidad de aplicación de sus funciones en la vida social, la informática y sus implicancias en las nuevas formas de comunicación, etc.
El análisis profundo de la situación de crisis y la necesidad de desarrollo social, en nuestro país y en la región, se constituyen en campos de problemáticas agudas. Las soluciones propuestas desde estos campos, se ven a menudo excedidas, tanto desde los distintos sistemas existentes (sistemas de salud, educativo, de asistencia social, etc.) como desde la formación de recursos humanos en esas áreas.
Desde esta perspectiva la construcción de conocimientos debidamente articulados, se constituye en el eje que posibilita la elaboración de respuestas creativas y operativas a las diferentes problemáticas que la situación coyuntural nos planea, hacia un proyecto de transformación que el país y la Región reclaman.

EL DESEO EN LOS GRUPOS - Ronaldo Wright

    PSICOLOGIA SOCIAL: EL DESEO EN LOS GRUPOS
    Ronaldo Wright

    En una anterior oportunidad (ver la edición de Campo Grupal del mes de junio de 2008), hicimos referencia a cómo circula la palabra en el proceso grupal, ese tipo particular de dispositivo en el que un individuo puede ser escuchado de forma tal que le permita resta-blecer el hilo de su propia historia. En los grupos la realidad humana puede ser auténti-camente recreada y, de hecho, así sucede en todo lo concerniente a nuestra disciplina: la Psicología Social. Quisiéramos ahora indagar un poco sobre el deseo; averiguar algo acerca de su despliegue dentro de lo grupal. Decíamos en aquel entonces que junto a la palabra circula el deseo, el que evidentemente pasa por el discurso, se entreteje en las palabras y se viste con significantes. Los deseos buscan primero pasar al lenguaje más que a la realidad, siendo el grupo mismo el que ayuda a cada integrante a reconocer sus deseos con el fin de que pueda así obtener consecuencias concretas en su existencia. Y cuando podemos satisfacer un poco de esos deseos, indudablemente el diario acontecer -y la vida toda- se nos hace más agradable y más apacible.
    El término deseo viene del latín “desidium”, y alude al movimiento afectivo hacia algo que se apetece. Desear es aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo; es anhelar que acontezca o deje de acontecer algún suceso; y también es sentir atracción o apetencia sexual hacia alguien. Hasta aquí lo que enseña el Diccionario de la Lengua Española aunque, desde ya, hay otros modos de abordar esta misma temática. En la concepción dinámica freudiana, el deseo es uno de los polos del conflicto defensivo. Los deseos inconscientes tienden a realizarse restableciendo los signos ligados a las pri-meras experiencias de satisfacción; como así también podemos ver que el deseo se en-cuentra en los síntomas en forma de una transacción. Es en la teoría de los sueños donde se consigue apreciar con claridad lo que Freud entiende por deseo, diferenciándolo de algunos otros términos afines tales como anhelo y necesidad. Tiempo después, Lacan también colocó al concepto del deseo en un primer plano de la teoría analítica, distinto de las ideas de necesidad y de demanda.
    La necesidad se dirige a un objeto específico, con el cual se satisface. La demanda, por su parte, es formulada y se dirige a un otro. En cambio, el deseo nace precisamente de la separación entre necesidad y demanda. Según el Diccionario de Psicoanálisis de Laplan-che y Pontalis, el deseo es entonces irreductible a la necesidad, puesto que en su origen no está relacionado con un objeto real, independiente del sujeto, sino con una fantasía. Y es irreductible a la demanda, ya que procura imponerse sin tener en cuenta el lenguaje y el inconsciente del otro, exigiendo ser reconocido absolutamente por él. Todo deseo lo es de dificultad, de intranquilidad; y nos permite ver que no somos diestros timoneles de nuestras vidas, puesto que no es nada sencillo para la criatura humana saber lo que quie-re. Cuando se señala que el deseo es el deseo del Otro significa que en el corazón del deseo hay algo radicalmente ajeno y externo al sujeto. Formarse como psicólogo social incluye el reconquistar permanentemente una posición en el deseo, inaugurando un nue-vo modo de pensar, sentir y hacer el mundo.
    El sujeto es siempre un grupo, no sólo en el sentido de su pertenencia al mismo sino tam-bién porque su personalidad “es” inevitablemente el grupo. Precisamente, el interjuego entre lo singular y lo social se produce en la construcción de nuestra disciplina, propuesta hace más de medio siglo por Pichon-Rivière para su Técnica de los Grupos Operativos. Junto a la horizontalidad de la tarea a cumplir y en su cruce con la verticalidad que le su-cede a cada integrante grupal en su interioridad psíquica, los deseos circulan explícita e implícitamente de la mano de la mutua representación interna. Cada individuo está ex-puesto a los significantes que desplazan sobre él los demás miembros del grupo. En el transcurso de todo proceso grupal va surgiendo la posibilidad de aislar esa norma estricta a la que cada cual está sujeto, para así dejar que fluya en su reemplazo la ley del deseo. Ello produce una significativa transformación existencial que aproxima al integrante grupal a la acción creadora, con una fuerte marca que de modo constante nos repite que el de-seo es algo en lo que cada uno está concernido.
    Creemos que quien haya participado activamentede un Grupo Operativo ya no volverá a ser el mismo, pues habrá adquirido una nueva posición subjetiva, una subjetividad distinta y remozada ante sí y ante su circunstancia toda. También en lo grupal los deseos se lan-zan con un ímpetu que no conoce límites, evidenciándose la íntima correlación que existe entre el deseo y la verdad; esa verdad que al sujeto tanto le cuesta reconocer. Nos refe-rimos específicamente al curioso encanto que consiste en conocer grupalmente la intole-rable verdad del deseo, que insiste en no dejar de fascinar y de atemorizar a los seres humanos. De allí la trascendencia de la función de todo coordinador grupal, quien tiene que procurar sostener la causa del deseo entre los componentes del mismo. Algo así como que cada individuo pueda extraer con toda su intensidad, de la forma más creativa y más plástica, esa pasión que lo conmueve y que lo excita. Desear es claramente una apuesta; incluso es poner en funcionamiento el deseo interrogante que ha de ser hendido por cada miembro del grupo para hacerlo propio.
    Tal como el grupo es instituyente del sujeto, también el sujeto es instituyente del grupo. Síntesis que tiene por agente a cada componente; síntesis que es a la vez proceso y pro-ducto. Cuando ocurren cosas en el seno de lo grupal, incluso aquellas que se desean y que no se comprenden, sus miembros suelen sentir miedo: afloran dos ansiedades bási-cas que son el miedo a la pérdida de las estructuras existentes y el miedo al ataque de la nueva situación por venir. Por suerte, este devenir posibilita que el proyecto colectivo y plural se imponga ante la resistencia al cambio. Aquí también los deseos suelen desbor-darnos, ya que son siempre muy superiores a nuestras posibilidades. Toda vez que no hay deseo biológico, es muy importante la experiencia de lo grupal en tanto hace a la existencia de cada integrante orientado en un deseo que depende de la articulación del inconsciente en un discurso. Deseos que convocan y sostienen tanto a cada uno de los miembros como al grupo todo. Desde ya, partimos del supuesto de que la subjetividad se constituye en pos de arribar a una chance deseante.
    En la dinámica de los grupos se valora el aporte de cada uno de sus miembros, pues lo grupal es un “nosotros práctico”, un nosotros de acción, tarea y operatividad. Y también es un encuadre donde se habilita un nuevo posicionamiento para el deseo que, según Spi-noza, no es ni más ni menos que la esencia misma de lo humano. En dicho espacio se respetan los tiempos de espera necesarios para que una política del deseo pueda ser elaborada. Deseos descarnados y desnudos, para hacer de la libertad de cada individuo una excitante búsqueda de su destino. En los términos aquí descriptos, el proceso grupal es además una aventura del deseo, aunque la única promesa cierta que ofrece lo psico-social no es un resultado fijo e inamovible, sino la aventura misma. Cuando aparece la palabra plena, esa que rescata al deseo inconsciente, la estereotipia cede inexorablemen-te terreno para que las ganas se lancen con toda la fuerza posible. En lo grupal, los de-seos van a la búsqueda de su objeto zigzagueando en las aguas preconscientes, para poder luego emerger a la luz de conciencia.
    Para concluir, quisiéramos relacionar al sujeto deseante con la capacidad de amar y de trabajar, de generar un acto grupal incluso desde la marca de la singularidad personal de cada uno de los componentes. En la terminología lacaniana se trataría de la posibilidad de gozar y de producir; es decir, poblarse de nuevas significaciones que habiliten a recuperar el erotismo y el lazo social. En los grupos de psicología social ponderamos la necesidad de contar con un prójimo no competitivo con el que se comparte la valoración del obrar de cada quien. Parafraseando a Heidegger, pensamos que todo grupo “grupea”, verbo que no hace otra cosa que dotar de movimiento y vitalidad al sustantivo. “Grupear” dice de un surgimiento continuo y permanente. Desear es tener ganas y, por eso, nos
    aproxima grandemente a una acción creativa y creadora. En esa esencia enigmática que es el ser humano también sucede lo psicosocial, donde la pregunta sigue siendo por el deseo. Ca-da encuentro grupal es una puntual puesta a prueba del deseo: se erige en una nueva oportunidad para la oportunidad de algo nuevo.

La risa y el humor, como técnicas antiestrés - María Elena Villa Abrille

La risa y el humor, como técnicas antiestrés
Lic. María Elena Villa Abrille

Algunas frases nos hacen pensar:
"La vida es aquello que ocurre mientras tú estás haciendo otros planes". J. Lennon
“La risa es la distancia más corta entre dos personas, más allá del beso y del abrazo".

Dr. J. C. Rodríguez Jurado
O el poema de Pablo Neruda: “Muere lentamente quien evita una pasión....”
Desde comienzos de la humanidad, la risa ha ocupado un lugar importante en la vida del hombre, de los pueblos y de las religiones. Los antecedentes más antiguos provienen de los griegos. Para Sócrates, la alegría del alma formaba los bellos días de la vida. Aristóteles describía a la risa como un ejercicio valioso para la salud.
En la antigua China e India, existían templos donde se reunían para reír, consideraban a la risa como algo divino y de sabios, le daban un carácter espiritual de alto grado.
La tradición oriental ve a la risa como un bien de carácter espiritual, no sólo físico, y dicen que la buena risa, es la del diafragma, la risa profunda, la del Buda. En Occidente emulamos la actitud sobria, seria, formal, diríamos cuidada, que no altere las formas.
El estilo de vida, las exigencias, las presiones de la sociedad moderna hacen que el hombre haya perdido esa particular manera de vivir y sentir desde y con la alegría.
Ya desde la psicología S. Freud, en 1928 analizó en “El chiste y su relación con el inconsciente”, describiendo la relación del chiste y la descarga que provoca en el individuo, describiéndolo como tensión-distensión.
Víctor Frankl, fundador de la Logoterapia y discípulo de Freud, parte del principio de dar sentido a la existencia y al sufrimiento, introduciendo el humor como parte de su proceso terapéutico, acompañando a sus pacientes a no huir de los problemas o dificultades, sino a transitarlos desde una actitud esperanzada y de cambio.
El Dr. Labott estudió el impacto químico de la risa y el llanto, observando que el estímulo humorístico mejora la inmunidad. Para el neurólogo Lee Berk, la risa, hace disminuir la concentración de cortisol -una de las hormonas causantes del estrés en el organismo-, lo que a su vez potencia una mayor actividad entre los linfocitos que son los responsables de lograr una buena respuesta inmunológica. Arthur Stone observó el aumento de la inmunoglobulina A en las mucosas y saliva con el humor y la risa, la producción de dopamina, serotonina, adrenalina y la gamma interferón.
Dentro del sistema inmunológico el efecto del humor y la risa tiene dos procesos:
a) estímulo sobre el cuerpo
b) relajación posterior y su consecuente sensación de placer y goce.
En la década del 30 los estudios de H. Bergson, marcaron una época, la risa y su función social.
William Fry, de la Universidad de Standford y pionero en el campo del humor como terapia, ha identificado numerosas funciones del humor y la risa en las relaciones interpersonales, como también en el mecanismo psicológico de las personas.
George Vaillant determinó en el ser humano cinco mecanismos de defensa para combatir el estrés, uno de ellos es el humor, que actúa como defensa frente a la frustración, el miedo y la rabia, previniendo accidentes cardiovasculares.
El Dr. Hendrie Weisinger dice que la inteligencia emocional es útil en tiempos de bonanza e imprescindible en tiempos de crisis.
En la India el Dr. Madam Kataria, ha creado los Clubes de Risa, que se han extendido a más de 1300 alrededor del mundo, donde se encuentran sistemáticamente para reír, siendo el Club du Rire de París uno de los más importantes, y por el cual, mediante la gentileza de su presidente, hoy cuento con las estrategias del Dr. M. Kataria.
Canadá, Alemania, Francia, Suiza y España, son pioneros en esta modalidad alternativa de terapia, existiendo escuelas de formación como la de José Elías, Almudena García, Luis Muñiz; la Fundación Teodora, etc.
América también cuenta con pioneros en este arte de reír, en Venezuela, el oncólogo Lisandro López-Herrera, está elaborando la tesis del sufrimiento asociado a la enfermedad, según la cual las personas que ríen poco o carecen de sentido del humor son más propensas a padecer enfermedades graves como el cáncer. En estos estudios que se basan en el sufrimiento, aparece el humor como una sana forma de escape. En su experiencia, el humor funciona como escudo de defensa ante las enfermedades, dando alivio posterior.
Para López-Herrera, el estudio del humor debe estar vinculado a los valores sociales y a partir de ello ha participado en la creación de la Cátedra del Humor en la Facultad de Psicología Social de la Universidad Central de Venezuela .
Colombia, Chile y Argentina, a partir de la experiencia iniciada en el Hospital Udaondo con Los Payamédicos, ya recorren los hospitales llevando la risa y el humor a sus pacientes.
Cada día son más los programas de prevención que incluyen los talleres de risa como elemento importante de los mismos y es comparado con el orgasmo en cuanto a la liberación y placer que provoca.
La risa es acción, es socializadora, evoca, comunica, expresa, divierte, y permite, nos conecta con el niño interno, con el placer, el juego y el movimiento y con todo nuestro ser, por eso hoy la rescatamos como una técnica antiestrés.
Es impactante cuando en los talleres pregunto: ¿cuánto hace que no se ríen?, y las expresiones de los participantes nos muestran la realidad, muchos hacen intentos por recordar cuándo...
Es necesario estudiar, cuidar y cultivar el humor, como también es importante entender que el humor no es lo cómico, sino la posibilidad de percibirlo. Es esencial reconocer que el humor implica un esfuerzo constante para entender y dar significado a nuestras experiencias y una fuente de coraje para afrontar las situaciones adversas y las dificultades.
La risa es eminentemente humana, surge ante una situación graciosa, ante el imprevisto o el absurdo. La risa con su consecuente carcajada se aloja en el hemisferio derecho, el de las emociones, de lo sensible, de la creatividad. Es una especie de corriente linfática mágica que pone todo en movimiento y tiene la particularidad, aunque sea por instantes, de suspender el pensamiento.
Cuando nos reímos descansamos de pensar, quien ríe se conecta con la alegría y el placer. La risa y el bostezo son contagiosos, la risa comunica, acerca, expresa..., el bostezo repliega y nos lleva a la intimidad y al sueño.
Mario Satz filólogo argentino que vive en Barcelona y que ha sido promotor en nuestro país de los talleres de risa, aconseja, “reírse con la boca y con los ojos, con el cuerpo y con el alma”, porque la risa nos defiende de las agresiones externas y mejora nuestra salud física y espiritual.
Hoy la terapia de la risa, la risoterapia, la terapia del humor, los talleres de risa y club de risa cumplen la valorada función de mejorar la calidad de vida. Los pacientes con cáncer y sida son beneficiados con esta alternativa.
En Japón, las empresas cuentan con espacios para reír, pues han observado como la risa y la buena predisposición mejora las relaciones interpersonales, la productividad y la eficiencia.
En definitiva estamos hablando de una actitud, una actitud hacia la vida, una actitud hacia las dificultades, se convierte en un poder desdramatizar las situaciones.
Sus Beneficios:
• 5 minutos de risa es equivalente a 45 minutos de un ejercicio aeróbico
• Una hora de angustia equivale a cinco horas de trabajo físico en cuanto a la cantidad de energía consumida.
• Las risas verdaderas, explosivas, hacen mover 400 músculos en todo el cuerpo.
• Desde que nacemos y hasta los 6 años de edad reímos unas 300 veces al día. Ya de adultos, los muy risueños 100 veces al día y los menos, apenas si llegan a 14, cuando llegan.
• La risa con sus movimientos incontrolados mueve los músculos y los estimula de tal forma, que ejercen un masaje sobre los órganos internos, provocando la posterior relajación y su consecuente sensación de goce y de placer.
• Desde la relajación y la respiración está íntimamente conectada con el Yoga.
• Existen vocales de la risa que movilizan determinados centros energéticos.
• Aumenta la oxigenación, los pulmones incrementan el 100% su capacidad y movilizan el aire residual.
• Libera endorfinas.
• Regula la presión sanguínea.
• Incrementa el sistema inmunológico.
• Es analgésica, evita la conexión con el dolor, alivia.
• El buen humor y la risa favorecen, mientras dura, la capacidad de pensar con flexibilidad y con mayor complejidad, con más amplitud.
• Favorece la sexualidad.
• Combate el estrés.
• Optimiza la productividad.
• Favorece los vínculos en las relaciones interpersonales.
• Facilita y favorece la creatividad y la expresión, provocando cambios fisiológicos y actitudinales importantes.
Terminando la presentación de la risa y del humor: invito a que cada uno haga memoria sobre... ¿cuándo rió... por última vez?

RETRATOS DE UNAS MIRADAS DE MI PADRE - Marcelo Pichon-Rivière

RETRATOS DE UNAS MIRADAS DE MI PADRE
Por Marcelo Pichon-Rivière

....Enrique Pichon-Rivière, el Psicoanalista, el Maestro, Sócrates, el Pionero, el Santo, el Padre, siempre entrevía sin miedo la locura....
A mi padre, Enrique Pichon-Rivière, le decían Pinzón. Una palabra que de chico me resultaba misteriosa y musical y que ahora la leo, (la escucho) como una mezcla de punzón y pezón. El daba momentos hirientes, filosos, y momentos suaves, tibios, alimenticios. Su inteligencia era filosa, a menudo indolente. Aquel que intentaba discutir algún tema intelectual con él habitualmente salía mal parado. Tenía esa arma que destella como un cuchillo y aparece en el momento más imprevisto: el humor. Un chiste de Pichon descolocaba a cualquiera. Pero su inteligencia también era tibia, alimenticia. A las horas más inesperadas y en los lugares más improbables, Pichon (como lo llamaban sus discípulos, respetando la dicción francesa pero insinuando, casi marcando, un castellano acento en la o iluminaba y deslumbraba a todo aquel que, simplemente, se acercara a él para contar penas y confesar olvidos.
"El freudomarxismo fenomenológico de uno, el informacionalismo del otro, el institucionalismo de terceros, todo había partido de Pichon. Y por otras razones, u otros niveles, también la Escuela Freudiana. ¿Quién no recuerda cuando Pichon decía que el secreto de un esquizofrénico es aquello de lo que en la familia no se habla, o que había que seguir sus pistas, pero para interpretarlo como una charada? Su vida era una verdadera deriva y de alguna manera siempre se tenía que ver con ella. Tenía algo de la imagen del Santo al que se le perdonaba todo y al que algunos espiábamos qué era lo que no se le podía perdonar. Un Santo al que se le caerían demasiados objetos "a" en su tambaleante camino. Su seducción era su generosidad: siempre pareció desear el objeto de la demanda del otro. En una época, en que mi propia deriva me acerca a la suya, me preguntaba yo por qué le gustaría tener más de un encendedor en los bolsillos y regalarlos. En un país sin tradición cultural asentada y una capital sobresofisticada, pero sin defensa contra la entrada masiva de información (la que tienen por ejemplo los países europeos: en Londres se ignora en 1975 a Lacan; en Buenos Aires existe una mayor familiaridad, entre los cuadros medios de psicoanalistas, con la obra de Melanie Klein, que entre practicantes del mismo nivel en París), un psicoanalista como Pichon-Rivière, dotado además de una sólida formación psiquiátrica (por su formación se lo comparaba algunas veces a Lacan), no dejaba de parecerse a esos médicos del lejano oeste o de la hambrienta campiña irlandesa que tiene que hacerlo todo: extraer una bala, asistir un parto, dar masajes, operar de amígdalas, enterrar a la gente", dice Oscar Massota en Ensayos lacanianos.
"Su seducción era la generosidad". Como suele ocurrir con los seductores, mí padre seducía a todos menos a su mujer Arminda Aberastury y sus hijos: Enrique, Joaquín y Marcelo. Nosotros formábamos parte de la retaguardia, de la tranquila y húmeda trinchera donde el Santo volvía para reponer sus fuerzas. Los Santos, como los borrachos, andan a los tumbos. Se detienen ante lo primero que se les cruza en el camino. Van a la deriva. Esa forma de ser no encaja con una vida familiar. Amaba a su mujer y a sus hijos, pero también necesitaba escapar. Las vías de escape eran múltiples. El alcohol, los psicofármacos y, fundamentalmente, el trabajo. El alcohol atenuaba una constante actividad mental e intelectual, le brindaba un reposo cálido y efímero. Las drogas de farmacia lo estimulaban, hacían posible una omnipotencia imposible. En los primeros años de matrimonio, mi madre ignoraba que él tomaba estimulantes; trataba de seguirle el tren hasta que caía agotada. (Hablando de tren: Joaquín, cuando tenía dos años, abrió el cajón de la mesa de luz de mi padre y tomó una de esas pastillas: no durmió durante dos días y en su acelere, uno de los caprichos fue ir a ver los trenes pasada la medianoche.) Sus supuestas borracheras eran ante todo momentos de colapso: su enorme fuerza lo abandonaba y caía fulminado luego de días y noches de incesante actividad. Cuando éramos chicos el tema de su adicción era algo sabido por mis hermanos y yo. Por eso me impresionó muchísimo ver El hombre del brazo de oro, un film donde Frank Sinatra hace el papel de un morfinómano que intenta abandonar la droga. La tercera vía de escape, lo dije, era el trabajo. Su entrega era absoluta. Allí su seducción era la generosidad. Con los discípulos y los pacientes, con todos los que se acercaban a él, en busca del Psicoanalista, el Santo o el Padre. Podía ser una cita en su consultorio o un encuentro casual en Mau Mau o en una pizzería de barrio. Recuerdo una noche que comimos, mi padre, Ana Quiroga y yo, con una amiga y un norteamericano, veterano de la guerra de Corea. Pasamos de las tranquilas delicias de la cocina francesa en un restaurante de San Telmo, a las trincheras de la guerra en la habitación de hotel del americano. Mi padre parecía un chico: arrojaba granadas, reptaba entre los muebles con mirada furiosa, se sumergía debajo de una cama como quien atraviesa un campo lleno de alambres de púas y minas escondidas. Por supuesto, no hacía más que acompañar al soldado en su brusco retorno al infierno. En la madrugada, el americano había dicho adiós a las armas y volvía a la normalidad.
Como dijo Massota: podía extraer una bala o asistir un parto. Era un médico de pueblo, querido, buscado, añorado. Cuando pasaba por algún lugar, era tan normal invitarlo con un trago como arrojarle -literalmente- el loco oculto de la familia.
En el prólogo a Vías de escape, un libro de memorias, Graham Greene dice: "Escribir es una forma de terapia; a veces me pregunto cómo se las arreglan todos los que no escriben, componen o pintan para escapar, de la locura, la melancolía, el terror pánico inherente a la situación humana". Y cita una observación de Auden: "El hombre tiene tanta necesidad de escapar como del alimento y del sueño profundo".
La forma de terapia de mi padre no era la escritura. Un Santo a la deriva no escribe: habla. La gente se reunía alrededor de mi padre para escucharlo. En clase, era insuperable. Toda la riqueza que no tienen sus escritos (residuos del habla prolijamente redactados) la tenían sus clases. Su pensamiento y su modo de hablar formaban una unidad dinámica, seductora, generosa. De la frase iluminada pasaba al chiste tan oportuno como imprevisto; de la densidad de un desarrollo de la teoría pasaba a lo concreto, haciéndole sentir a cada uno de los que estaban presentes que el conocimiento es posible, que todo aprendizaje es un tránsito vital, una iniciación. Salvo en la adolescencia, cuando compuso algunos poemas en francés, a mi padre nunca le interesó escribir. No tenía ninguna pasión por la escritura. Los mediocres de siempre atribuían a la dispersión, a una vida irregular, desordenada, esa falta de interés. No es la explicación correcta. Cuando se decide a reunir en dos volúmenes sus distintos artículos y conferencias (Del psicoanálisis a la psicología social, 1971), lo hace ante todo para dejar un testimonio, una herencia escrita. Pero su pasión estaba en la palabra dicha, en la palabra compartida con el discípulo. Le gustaba comparar su actitud con la de Sócrates. Su pasión, su vía de escape, era la enseñanza, el continuo aprendizaje, con y desde sus alumnos y pacientes. Pensar y curar, decir e interpretar formaban una misma textura de palabras y gestos. Eran su terapia para enfrentar el terror pánico inherente a la situación humana. Una terapia activa y transformadora, su remedio de médico de pueblo, para la locura y la melancolía.
Durante los viajes, en las vacaciones y en los fines de semana largos, solía contarnos, a mis hermanos y a mí, sus relatos de infancia. Lo primero que me deslumbraba era la proximidad de los indios y de los animales. Un chancho salvaje le había mordido una oreja y para él esa herida era un motivo de orgullo. También me fascinaba su pasaje de la nieve al follaje de la selva. Lo imaginaba en un trineo en las calles nevadas de Ginebra y luego tenía la imagen de ese trineo, inútil, en un rincón de la casa paterna en el Chaco. Otro relato me impresionaba especialmente: una manga de langostas arrasando con la cosecha de algodón y con todo, mientras el abuelo, en el momento de desaparecer el techo de paja de la casa, exclama: " ¡Qué hermoso, qué azul es este cielo!". La historia que a mi padre más le divertía contar era la de un hombre, un político importante de la zona, que iba por las islas buscando el eco. Gritaba: "¡Eco! ¡Eco! ¡Eco!", y aguardaba la reverberación del sonido. Un día, mi padre y sus amigos se subieron a los árboles de una de las islas y esperaron a este hombre. Cuando él comenzó a buscar el eco con sus gritos, le respondieron: "¡La puta que te parió!"
En una nítida tarde de 1942 (dos años antes de que yo naciera) Nieves Otero limpiaba los restos de un fuego que había entretenido a un niño incendiario, en el consultorio de mi madre. Siguiendo el ritmo de la escoba, repetía incansablemente: "Todos locos, los que están y los que vienen". La empleada doméstica recordaba otro pequeño incidente: a la misma hora, mi padre atendía a un epiléptico que en momentos críticos orinaba en el piano que estaba en el living. 1942 es el año de la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Las primeras reuniones de la APA, que habían comenzado en lo de Celes Cárcamo, fueron rotando de lugar en lugar; así, mi padre fue nombrado miembro didacta en su propia casa. En el año '43 alquilan un departamento en la calle Juncal: apenas un living y dos dormitorios, donde Ángel Garma, Marie Langer, Cárcamo, Arnaldo Rascovsky, y mi padre discuten si los analistas debían cobrar 3 o 5 pesos. Para Marie Langer, la cifra correcta era 3,50.
En aquellos tiempos, la sentencia de Nieves era el comentario habitual de todos los que se asomaban al ínfimo mundo del psicoanálisis en la Argentina (cinco profesores, diez alumnos Arminda Aberastury entre ellos): "Todos locos, los que están y los que vienen". Con los años, los prejuicios siguieron siendo notables y despertaban la imaginación de la gente. Cuando vivíamos en la calle Copérnico, a comienzos de los '50, una paciente le contó a mi madre la versión que entonces corría por el barrio: con las cortinas cerradas, a la tenue luz de los candelabros, almorzábamos y cenábamos completamente desnudos. Los pioneros tienen una vida legendaria. A la épica de sus gestos cotidianos, de sus grandezas y debilidades, se unen -como una sombra grotesca- las fabulaciones de la gente que no tolera las situaciones de cambio y mucho menos a quienes protagonizan esas transformaciones. Durante muchos años los enemigos estuvieron afuera. Eran los médicos que no creían que se podía curar con la palabra, los que querían encerrar a los locos y neutralizar a los neuróticos. Después, los enemigos estuvieron adentro. La APA dejó de ser la pequeña e informal institución en la cual mi padre se movía como pez en el agua. Sus ideas fueron atacadas; su persona, difamada. En los años '60 muchos vaticinaron un fin lento y seguro. Por el contrario, luego de una grave crisis en 1957 y otra en 1965, Pichon no dejó de trabajar, renovarse y mantener una notable independencia frente a las sucesivas divisiones que tuvieron lugar en la APA.
"Cuando con el transcurso del tiempo Pichon lesiona seriamente su salud por un cierto abuso del alcohol y de drogas, no las pesadas ni las modernas, las de farmacia, el viejo, es inhibido por la Asociación Psicoanalítica Argentina. ¿Qué se les puede reprochar? Después de haberle ofrecido asistencia médica y psicoanalítica, ¿qué más podían hacer? Como esas familias demasiado estructuradas, o tal vez demasiado internamente torturadas ya, a las que nada enseña la producción de un loco. Desde aquel entonces la vida de Pichon ha pendido siempre de un hilo", continúa Oscar Masotta.
Hacía tiempo en realidad que Pichon ponía toda su energía en otra institución, la Primera Escuela de Psicología Social, su escuela. Allí también tuvo que soportar guerras internas, intentos de usurpación. Pero nadie pudo doblegarlo en su propio ámbito. El ámbito de Sócrates. Cuando su voz disminuyó casi hasta el borde del silencio, luego de la larga enfermedad que padeció en 1974, su presencia en la Escuela era casi totémica. El Santo ya no hablaba, pero con su mirada y sus gestos mantenía inalterable el fuego de la comunicación, el tránsito vital del aprendizaje. Un tubo de plástico salía de su nariz y ya no podía usar la boca para beber y comer. Estaba delgado. Pero su fragilidad era engañosa. Una fortaleza profunda surgía de cada uno de sus gestos. El siempre habló de hacerle la verónica a la muerte. La sombra de un cuerno de toro -como diría Michel Leiris- fue la punzante amenaza que lo acompañó toda la vida: el psicoanálisis y la psicología social considerados como una tauromaquia.
Mi padre decía: “...Mi interés por la observación de la realidad fue inicialmente de características precientíficas, más exactamente, míticas y mágicas, y adquirió una metodología científica a través de la tarea psiquiátrica...”, “...Ubicado en un contexto en el que las relaciones causales eran encubiertas por la idea de la arbitrariedad del destino, mi vocación analítica surge como necesidad de esclarecimiento de los misterios familiares y de indagación de los motivos que regían la conducta de los grupos inmediato y mediato...”, “...El conocimiento psiquiátrico, lo que llamamos el esquema referencial de la psiquiatría, está en la mente del estudiante. El tiene dentro de sí funcionando todos los mecanismos de la enfermedad con variaciones cuantitativas entre él y el enfermo más grave del hospital psiquiátrico. Para poder conocerlo, entrar dentro de él, el aprendiz necesita asumir el rol del paciente...".
La responsabilidad de escribir sobre un padre que fue psicoanalista es casi un estigma. Una marca. La gente espera que un psicoanalista sea una persona equilibrada, dueña de sí misma. Que viva sin excesos, sin errores. Sobre todo, eso: sin errores. No hay nada más alejado de la vida -y, en consecuencia, del psicoanálisis- que una existencia ordenada. Bruno, Bettelheim dice: "Se considera que el objetivo del psicoanálisis es el de hacer que la vida sea más fácil; pero no es eso lo que su función pretendía. El psicoanálisis se creó para que el hombre fuera capaz de aceptar la problemática de la vida sin ser vencido por ella o sin ceder a la evasión. Freud afirmó que el hombre sólo puede extraer sentido a su existencia luchando valientemente contra lo que parecen abrumadoras fuerzas superiores".
Nadie separa al poeta de la poesía. Algún día nadie separará a los psicoanalistas del psicoanálisis. Mi padre luchó contra lo que parecen abrumadoras fuerzas superiores. Espléndida forma que encontró Bettelheim para decir: el pasado -familiar, cultural- nos abruma como la ley al personaje de Kafka. Y en ese proceso, inevitable, mi padre salió victorioso. La lucha de mi padre fue doble, como la de todo verdadero psicoanalista: peleó por su vida y por la de los demás. Y comenzó a ejercer su profesión en una época en que las ideas de Freud eran duramente atacadas, ya sea con la indiferencia o con estrategias de choque, de fuerza. Cuando logró formar un servicio ejemplar en el Hospicio de las Mercedes -a mediados de los años '40- fue echado y degradado.
La metáfora de la lucha continúa. Un día, a comienzos de los años '70, fui a visitarlo. Ese día -en una tarde luminosa- un hombre esperaba a mi padre con ansiedad, con angustia. Ese hombre -se diría- estaba loco. En un murmullo, Juana -una mucama tan enorme que debía pasar de perfil por algunas puertas y corredores- me advirtió que ese hombre había estado detenido por dirigir el tránsito. No era un policía, para más datos. Por un momento, me retraje. La locura nos da miedo. Pero recordé un consejo de mi padre, una vez que estaba -de visita- en la clínica que tuvo en la calle Rodríguez Peña: "El loco -de algún modo hay que llamarlo- sólo te agrede cuando le tenés miedo. Si un loco te mira a los ojos y no descubre miedo, nada te puede pasar". Lo miré a los ojos. No vio miedo en mis ojos. Entonces me habló. Me dijo: "No doy más". Su cuerpo cayó. Literalmente, cayó. Encogido, mirando a través del corredor la puerta del consultorio de Pichon, dijo: "Es como pelear contra Nicolino... nunca lo puedo alcanzar... Pego, Pego y no puedo alcanzarlo, no se puede....”
Hablaba de Locche, el boxeador. Locche siempre vencía al adversario. Estaba ahí, pero invencible, inalcanzable. ¿Cuántas cosas condensaba esa astucia, ese oficio prodigioso? Se abrió la puerta del consultorio de mi padre. Le hizo un gesto para que fuera hasta allá. El hombre, ese hombre, cayó más todavía. Algo lo destrozaba. Mi padre hizo otro gesto, esta vez con la mano. Lo llamaba. El hombre negaba con la cabeza, con las manos. Inmóvil en su destrucción. Súbitamente, inesperadamente se irguió, caminó a través del corredor. Entró en el consultorio. La puerta se cerró. No conozco el final de este historial, de esta historia. Lo que importa ahora es la imagen: dos luchando del mismo lado por algo casi inasible, que tantas veces resulta intangible: la vida.
Mi padre venció fuerzas abrumadoras. Y nos legó una certeza: hay ojos que entrevén sin miedo la locura.
Va mi homenaje a esa mirada.

PICHON - EDUARDO GALEANO

EDUARDO GALEANO - PICHON

El texto a continuación es recordado en el muro de F. Fabris y pertenece al libro El fútbol a sol y sombra donde menciona a Pichon-Rivière:

- "Enrique Pichon-Rivière pasó toda su vida penetrando los misterios de la tristeza humana y ayudando a abrir las jaulas de la incomunicación.
En el fútbol encontró un aliado eficaz. Allá por los años cuarenta, Pichon-Rivière organizó un equipo de fútbol con sus pacientes del manicomio. Los locos, imbatibles en las canchas del litoral argentino, practicaban, jugando, la mejor terapia de socialización.
- La estrategia del equipo de fútbol es mi tarea prioritaria - decía el psiquiatra, que también era entrenador y goleador del cuadro.
Medio siglo después, los seres urbano es estamos todos más o menos locos, aunque casi todos vivimos, por razones de espacio, fuera del manicomio. Desalojados por los automóviles, arrinconados por la violencia, condenados al desvínculo, estamos cada vez más apilados y cada vez más solos y tenemos cada vez menos espacios de encuentro y menos tiempo para encontrarnos.
En el fútbol, como en todo lo demás, son mucho más numerosos los consumidores que los creadores. El cemento ha cubierto los campos baldíos donde cualquiera podía armar un picadito de fútbol en cualquier momento, y el trabajo ha devorado el tiempo de juego. La mayoría de la gente no juega sino que ve jugar a otros, desde el televisor o la tribuna cada vez más alejada de la cancha. El fútbol se ha convertido, como el carnaval, en espectáculo para masas. Pero así como en el carnaval hay quienes se lanzan a bailar a la calle además de contemplar a los artistas que bailan y cantan, también en el fútbol ni faltan los espectadores que de vez en cuando se hacen protagonistas, por la pura alegría, además de mirar y admirar a los jugadores profesionales. Y no sólo los niños: mal que bien, por lejos que estén las canchas posibles, los amigos del barrio y los compañeros de la fábrica, la oficina o la facultad se las arreglan todavía para divertirse con la pelota hasta que caen agotados, y entonces vencedores y vencidos beben juntos, y fuman, y comparten una buena comilona, esos placeres que el deportista profesional tiene prohibidos.
A veces, también las mujeres participan, y meten sus propios goles, aunque en general la tradición machista las mantiene exiliadas de estas fiestas de la comunicación."

CODIGO DE ETICA PROFESIONAL DEL PSICOLOGO SOCIAL - APSRA

CODIGO DE ETICA PROFESIONAL DEL PSICOLOGO SOCIAL - APSRA

CONSIDERACIONES PREVIAS
Es ambicioso el proyecto de redactar un código de ética. Ambicioso pero necesario. Conforma una verdadera necesidad social con el objetivo de ajustar conductas, a efectos de que se sustente en valores que posibiliten la convivencia. Conocemos que los valores éticos tienen un carácter moral pero no se trata de una moral represiva, sino de una moral constructiva, que apunta al correcto funcionamiento social. Si no se diera respuesta a los imperativos éticos se impediría el avance del conocimiento científico. La crisis institucional de estos momentos, en nuestro país es un ejemplo de la falta de planteos éticos.
Este código, tendrá la misión de regular una profesión que ha nacido siguiendo el ritmo histórico de todas las profesiones. (Ponencia como integrante de la comisión legal en le primer congreso del Psi. Soc. Hugo Gómez 1991). ¿Deviene de las ciencias sociales la Psicología Social, disciplina independiente, con perfiles propios? ¿Cuál será el origen de la ciencia y su objeto?". Lo que da origen a la ciencia es el deseo de hallar explicaciones que sean al mismo tiempo sistemáticas y controlables por elementos de juicio fácticos" (Ernest Nagel, La Estructura De La Ciencia) y el objeto distintivo de las ciencias es la organización y clasificación del conocimiento, sobre la base de principios explicativos. Las ciencias tratan de descubrir y formular en términos generales, las condiciones en las cuales ocurren sucesos de diversos tipos. Adherimos calurosamente a la posición de Edwin P. Holander y R. G. Hunt, Psicólogo Sociales que junto a Enrique Pichón Rivière, consideran a la Psicología social como disciplina independiente de la Psicología general. Independencia que en el saber científico no debe confundirse con aislamiento, sino que por el contrario coexisten con otros cuerpos de doctrinas que como ciencias humanas, estudian al hombre desde distintos ángulos, contando cada disciplina con la originalidad dada por un objeto de estudio propio. Nuestra profesión de psicólogo social, deviene entonces de un marco conceptual independiente y con toda lógica su quehacer se presenta también, independiente de otras profesiones del campo" Psi".
Como disciplina científica la Psicología Social aparece recién en el siglo XX. Intenta develar el comportamiento de los sujetos considerando las situaciones sociales en las que se hallan inmersos; frente a la Psicología General, que estudia el comportamiento del Individuo (lo intrapsíquico) y la Sociología que estudia el comportamiento de toda la colectividad, surge la Psicología Social que relaciona la interacción entre individuos y contexto. Requiere como toda ciencia su elaboración y confirmación en el campo que en este caso, no se trata de un laboratorio, sino del campo social o "laboratorio social" como lo llama Kurt Lewin.
El develamiento de la interpelación entre individuos y grupos, se da desde el grupo. Aquí comienzan a aparecer los primeros problemas éticos sobre manipulación o "manejos" de los grupos, tareas relacionadas con el rol coordinador, que es primordial en la profesión. "Desde la Psicología Social, ser ético hablaría de una congruencia entre lo personal y lo social" y "el desafío es conciliar la permanente actitud de no-dominación con la direccionalidad al cambio social planificado asignada por EPR a la Psicología Social" (Alejandro Simonetti).
La opinión del Profesional que actúa en el campo resulta fundante para cualquier disquisición teórica que se haga fuera de él. En la disciplina de la Psicología Social como ciencia aplicada, la práctica ocupa un lugar fundamental. La duda es un paso previo en la búsqueda del operador Psicólogo Social. Aparece, la duda como un compañero de ruta que ayuda a indagar y a indagarnos y abre espacios para la Supervisión y para el análisis individual del operador.
Campos de acción
Es necesario focalizar nuestro accionar en la tarea de interacción social, para la cual fuimos formados, adquiere la profesión un profundo sentido creativo y que a la vez nos distingue de otras profesiones. Ello nos lleva necesariamente a la pregunta ¿Cuál es el perfil del Psicólogo Social?. Sabemos que todo profesional que accione en un campo que no le corresponde incurre en una falta de ética que lleva a confusión a las personas que requieren de sus servicios. En palabras de Enrique Pichón Rivière "El Psicólogo Social, es considerado por su medio de dos maneras bien opuestas; por un lado es desvalorizado, mientras que por otro es sobre valorizado en su tarea, con la misma intensidad. Esta situación condiciona tensiones en él, y entre él y los grupos ya que negación y omnisciencia forman un conjunto difícil de manejar. La tarea especifica seria entonces la indagación, diagnostico y planificación en los siguientes ámbitos de interacción: ÁMBITO CRUPAL, INSTITUCIONAL Y COMUNITARIO.
El campo de la salud v la Psicología Social
Hay que distinguir entre los profesionales que trabajan desde la salud y los profesionales que trabajan desde la enfermedad, tratando de devolver la salud. El campo de la Psicología Social, entonces, no incluye lo terapéutico, se trabaja desde la salud, por esta razón la carrera no incluye en sus materias de estudios la formación específica en diversas formas terapéuticas, ni profundizan en el estudio de las patologías. Esta materia "si los Psicólogos Sociales estamos habilitados para practicar terapias" mueve a confusión y es necesario aclararla de manera indubitable. No creemos que ningún curso de pos-grado habilite al psicólogo Social para adquirir la responsabilidad terapéutica. UN POS¬GRADO NO PUEDE HABILITAR MÁS ALLÁ DEL GRADO. Es delito lo que la ley expresamente prohíbe. Es decir que cometen una grave falta ética aquellos que equivocadamente incurren en el campo terapéutico sin tener la RESPONSABILIDAD TERAPÉUTICA, esta última la adquieren en nuestro país los que cumplen los requisitos que la ley establece.
Afirmamos que el Psicólogo Social puede ser un buen compañero del Psicólogo clínico o del Psiquiatra para determinadas problemáticas que incluyen al grupo como unidad de análisis, tarea para la cual estamos sólidamente formados, manteniéndose la responsabilidad terapéutica en cabeza de los profesionales autorizados legalmente que deben de estar presentes en equipo, en el campo de trabajo.
PREÁMBULO
Es propósito de este código de ética proclamar las normativas y principios éticos que deben inspirar la conducta de todos los Psicólogos Sociales, en este caso resultará obligatorio su cumplimiento para todos los socios de APSRA y más adelante los agrupamientos profesionales que la ley determine. Constituyen una guía para el cumplimiento de las obligaciones del Psicólogo Social. La conducta profesional marca la responsabilidad de todos los colegas para con toda la sociedad. Esta responsabilidad contraída por todos requiere que, de una forma continuada y permanente, se continúe la formación, ya que el ECRO, presupone la aprehensión de un sector de la realidad que es esencialmente dinámico, que siempre requiere de nuevas formas, métodos y marcos de nuevas teorías explicativas. Esta formación continua es esencial para todos nosotros. Se debe profundizar e investigar en aquellos temas para los cuales hemos sido formados. Ej. En técnicas de intervención, estudios sobre el campo, prevención y asistencia, grupos, instituciones, familia, encuadres comunitarios, teorías sobre el liderazgo, supervisión etc. Es frecuente comprobar que existen numerosos cursos de postitulo para Psicólogos Sociales que incluyen materias ajenas a su formación y que serán ajenas a su práctica profesional.
El concepto de ambigüedad viene a nuestra memoria en estos casos, dando respuesta al éxito de tales cursos (especiales para Psicólogos Sociales) que se convertirán en una nueva frustración para los colegas. "El Psicólogo Social, para poder operar con eficacia, necesita un largo aprendizaje de su oficio" Pichón Rivière habla de" su oficio", no del oficio de otros. El Psicólogo Social tiene un compromiso con la sociedad que lo formó. Y dentro de esta sociedad con los más necesitados. Esta tarea marca una clara opción ideológica, en el trabajo de crear espacios de participación, espacios desde lo negado, lo silenciado, participación que será principio del cambio, cambio para el mayor equilibrio de las clases sociales.
Las normativas del presente Código son simplemente enumerativas y no excluyen otras que se correspondan con una correcta y digna conducta profesional. La norma ausente no debe interpretarse como que se admiten actitudes indignas del decoro profesional o conductas delictivas. El espíritu del Código tiende a encuadrar la conducta profesional dentro de límites adecuados a los principios éticos.
ÁMBITO DE APLICACIÓN
Artículo 1: Profesionales alcanzados.
Las normas de este código son de aplicación, en estos momentos en todo el territorio de la República Argentina, para todos los profesionales inscriptos en APSRA, en razón de su ejercicio profesional.
NORMAS GENERALES
Artículo 2°
El profesional en Psicología Social debe actuar siempre con integridad y objetividad. Con la responsabilidad de mantener y acrecentar un adecuado nivel profesional. La tarea en el campo de trabajo debe ser acompañada con colegas expertos en Supervisión.
Artículo 3°
Los profesionales deben atender los requerimientos que les sean solicitados con la mayor diligencia y genuina preocupación en la resolución de la problemática planteada, guardando absoluta reserva e independencia de criterio, teniendo presente el objetivo de la mayor participación de los sujetos, la integración del que se acerca y la planificación para el cambio. Debe responder personalmente a dichos requerimientos y derivar a colegas, los que le resulten materialmente imposibles de asumir. En los casos en que las consultas sean de índole terapéutica deberán ser derivadas a un profesional habilitado.
Artículo 4°
La redacción del informe que realicen los profesionales debe ser expresada en forma clara y sin dar lugar a equívocos de ninguna naturaleza. La tarea del Psicólogo Social se realiza fundamentalmente en equipo, para ello tendrá especial cuidado en elegir a colegas en Psicología Social que prestigien la tarea, la responsabilidad por la firma del informe es personal, intransferible e indelegable.
Artículo 5°
Los profesionales deben imprimir a su accionar la plena conciencia de la solidaridad de manera de promover la cooperación entre los colegas y entre los sujetos del campo de trabajo. Las expresiones de agravio, menoscabo a la idoneidad o conducta impropia hacia colegas constituyen una grave falta ética.
Artículo 6°
Los profesionales deben abstenerse de intervenir cuando su actuación profesional permita o ampare actos incorrectos que puedan perjudicar a personas, que puedan ser confundidas o sorprendidas en su buena fe. La misma actitud deben mantener en caso de que se perjudique a la profesión o se intente violar alguna norma legal vigente, o exista algún conflicto personal que interfiera entre el campo y el profesional o las personas involucradas y el profesional. En este último caso esta interferencia debe ser especialmente supervisada con un colega. El espacio de supervisión debe ser tenido en cuenta para todo trabajo profesional. Cuando un profesional emite un juicio se presupone que se basa en elementos y conocimientos académicos originados en la ciencia y la experiencia.
Artículo 7°
Principio de Abstinencia.- Los profesionales deben tener en claro las posibilidades y limitaciones al actuar en un campo de trabajo. La relación primordial con los sujetos del campo debe estar encuadrada en lo que técnicamente se denomina "distancia óptima para operar" y se deberá abstener de mantener otras relaciones que comprometerían seriamente su tarea. Del mismo modo, deberá derivar a otro colega, cuando existan previamente relaciones no profesionales con las personas que requieran sus servicios.
Artículo 8°
Los Profesionales no deben interrumpir sus servicios si se han respetado, por la parte requirente, las pautas acordadas en el inicio del convenio. En tal caso deberá notificar fehacientemente y ante quien corresponda con la debida antelación. Son causas valederas para interrumpir su servicio profesional: a) la falta de cumplimiento de parte del requirente de alguno de los requisitos mínimos indispensables para que el psicólogo social realice operativamente su tarea, y b) motivos de fuerza mayor, que deberán ser comunicados a quien corresponda con una razonable antelación.
Artículo 9°
Se considera falta de ética profesional permitir que otra persona ejerza la profesión en su nombre o bien facilitar que alguien pueda actuar como profesional en Psicología Social sin serlo.
Artículo 10
El ofrecimiento de servicios profesionales debe hacerse con mesura y respeto por la profesión. La publicidad engañosa o poco clara, que lleve a confundir la profesión de Psicólogo Social con otra, mediante títulos o tratamientos protocolares que no correspondan, constituye una grave falta ética.
Artículo 11. Secreto Profesional
Constituye una grave falta ética revelar conocimiento alguno adquirido como resultado de la labor profesional. Con la salvedad que las personas pueden autorizar expresamente revelar el caso como ejemplo didáctico, sin manifestación de nombres u otros datos que pudieran identificarlas.
Los profesionales están relevados de la obligación de guardar secreto profesional cuando imprescindiblemente deban manifestar el caso en defensa de su persona y sólo en la medida que esa información sea insustituible para no ser inculpado.
Artículo 12. Honorarios
El profesional debe acordar sus honorarios antes del comienzo de la tarea. El presupuesto debe guardar necesariamente, proporción con la tarea y tener en cuenta la capacidad de pago de las personas que requieran los servicios profesionales. En caso de urgencia, la falta de capacidad económica de los recurrentes, no es excusa atendible para no prestar el Servicio. El Psicólogo Social se debe a la comunidad y si bien debe recibir una retribución justa, la imposibilidad de recibirla no autoriza a negar los servicios.
Artículo 13
Toda trasgresión a este Código será pasible de las correcciones disciplinarias siguientes:
a) Llamado de atención.
b) Advertencia en presencia de todo el Tribunal, la Comisión
Directiva u Órgano Ejecutivo.
c) Suspensión de hasta (1)año.
d) Expulsión
A efectos de la aplicación de las sanciones el Tribunal de Ética y Disciplina tendrá en cuenta los antecedentes del imputado.
Artículo 14
Las faltas en que incurran los colegas que no están asociados a APSRA y debido a su trascendencia afecten a la profesión frente a la Comunidad podrán ser motivo de una declaración de censura pública.
PRESCRIPCIÓN
Artículo 15
Las violaciones a este Código prescriben a los cinco años de producido el hecho. La prescripción se interrumpe por los actos procesales tendientes al esclarecimiento del hecho, por la comisión de otra violación al presente código o por la existencia de condena en juicio penal y civil.
Artículo 16
La prescripción se suspende mientras cualquiera de los que hayan participado en el hecho violatorio sea miembro de los órganos sociales de APSRA. Terminada la causa de la interrupción, la prescripción sigue su curso.
Artículo 17
La prescripción es efectiva, se suspende o se interrumpe en forma independiente para cada uno de los profesionales partícipes del hecho violatorio.
NORMAS COMPLEMENTARIAS
Artículo 18 Certificación de firmas
La Comisión Directiva de APSRA, o quien ésta designe a tal efecto, podrá certificar la firma del profesional, que se expresará al pié del escrito:
Lugar y fecha.
• Número de certificación.
• Expresión "Certificamos".
• Nombre y Apellido del profesional autor del informe.
• Título.
• Nombre del instituto que expidió el título. Año en que se recibió.
• Fecha del informe y a quién va dirigido.
Artículo 19
La Comisión Directiva de APSRA deberá remitir al Tribunal de Ética y Disciplina dentro de los quince días de haber sido recibido, copia de todo pedido de informe, oficio o actuación emanado de poderes del Estado o Reparticiones Oficiales del cual se deriven presuntas violaciones al Código de Ética.
VIGENCIA
Artículo 20
La vigencia de las disposiciones de este Código, comenzarán a regir al día siguiente de haber sido aprobadas por la Asamblea de APSRA convocada al efecto.
La Sala Juzgadora conocerá todos los asuntos en que el imputado sea Psicólogo Social. El quórum se establece con dos (2) de sus miembros y sus decisiones se tomarán por mayoría de los presentes.
NORMAS DE ORGANIZACIÓN Y PROCEDIMIENTOS PARA EL TRIBUNAL DE ÉTICA Y DISCIPLINA DE LA ASOCIACIÓN DE PSICÓLOGOS SOCIALES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA.
TITULO I
DEL TRIBUNAL Y SUS SALAS
Artículo 1°
El Tribunal de Ética y Disciplina actuará con un Presidente, en caso de ausencia circunstancial o renuncia el Presidente será sustituido por el miembro suplente. Elegidos según marquen los estatutos sociales. Se constituye en Sala Plenario o en Sala Juzgadora, con una Secretaria General.
Artículo 2°
Los miembros del Tribunal de Ética y Disciplina, prestarán juramento ante la Comisión Directiva de APSRA, en la primera reunión luego de ser elegidos, en este primer caso en la primera reunión luego de la aprobación de estas normas por la Asamblea de Asociados. Jurarán siguiendo la siguiente formula: Yo (nombre y apellido completos) Psicólogo Social juro por Dios, o por Dios y ante los Santos Evangelios, o simplemente juro desempeñar mis funciones de conformidad, con las normas éticas de organización y procedimiento aprobadas.
Artículo 3°
El Tribunal de Ética y Disciplina, tendrá su asiento en la sede de APSRA o donde se establezca en el futuro.
Artículo 4°
Sala Juzgadora
Artículo 5°
La Secretaria General será desempeñada por un miembro titular quien llevará el Libro de actas donde constarán los asistentes y las actuaciones. Las actas serán suscriptas por los miembros presentes. El libro deberá ser encuadernado foliado e intervenido en todas sus paginas por las personas autorizadas para la firma en APSRA (Presidente y Secretaria).
Artículo 6°
El Tribunal, constituido en Sala Juzgadora, funcionará previa citación cursada a través de la Secretaria General por el Sr. Presidente en ejercicio o a pedido de dos (2) de los miembros titulares la Convocatoria a reunión deberá ser efectuada con no menos de tres (3) días de anticipación, salvo razones de urgencia.
Artículo 7°
La Secretaria General tendrá a su cargo la recepción de las denuncias, escritos y otras actuaciones que se remitan al Tribunal de Ética y Disciplina, como así también el despacho de los escritos y otras actuaciones que éste emita.
Artículo 8°
Atribuciones del Presidente del Tribunal.
Es el representante legal del Tribunal de Ética y Disciplina en toda clase de asuntos ya sea judiciales como extrajudiciales ante cualquier organismo público privado.
Convoca a reuniones del Tribunal, ya sea Sala Plenario o Juzgadora a través de la Secretaria General, dentro de los plazos establecidos por el Artículo 6°, las preside en caso de empate.
Cumplir y hacer cumplir las decisiones del Tribunal de Ética y Disciplina.
Resuelve todo asunto de trámite MUY URGENTE, dando cuenta al Tribunal de Ética y Disciplina convocándolo DE INMEDIATO, al efecto (dentro de las 48 hs.)
Artículo 9°
Reunión de Sala Plenario
A iniciativa del Presidente o a pedido de los miembros titulares establecidos en el Artículo 6°, el Tribunal se reunirá en Sala Plenario. A esta reunión pueden ser convocados los miembros suplentes, siempre que fuera resuelto por mayoría de todos los miembros titulares. El objetivo del Plenario puede ser:
Resolver sobre las excusaciones, recusaciones, ausencias y vacancias de los miembros del Tribunal de Ética y Disciplina. El miembro implicado, deberá abstenerse de votar.
Reglamentar la labor interna del Tribunal de Ética y Disciplina.
Unificar jurisprudencia que luego será obligatoria para la Sala Juzgadora.
Resolver el pase a Sala Juzgadora de las denuncias efectuadas.
TITULO II
NORMAS DE PROCEDIMIENTO
Artículo 10°
Las actuaciones originadas en presuntas violaciones al Código de Ética podrán promoverse:
1)A pedido por escrito de la Comisión Directiva de APSRA.
2) De oficio por el Tribunal de Ética y Disciplina en reunión plenaria.
3)Por medio de denuncia escrita formulada por:
a) Poderes del Estado o reparticiones oficiales.
b)Socios de APSRA
c) Cualquier otra persona física o jurídica.
Los denunciantes no serán parte en la causa que se sustancia, no teniendo acceso a los expedientes, ni deberán ser notificados de las resoluciones que dicte el Tribunal de Ética y Disciplina, ni de la sentencia definitiva, salvo que esta sea pública.
Artículo 11°
Dentro del quinto día de recibida la denuncia en los casos de los incisos b) o c) del Artículo anterior, la secretaría general citará al denunciante para su ratificación y le requerirá la prueba de que disponga.
Artículo 12°
En caso de que el o los denunciantes no ratificasen la denuncia, el Presidente del Tribunal de Ética y Disciplina podrá ordenar su archivo o la prosecución de oficio de las actuaciones, para ello ponderara el nivel de gravedad de la falla y el grado de seriedad de los hechos expuestos por el denunciante.
Artículo 13°
En caso de ratificación de la denuncia o bien si el Sr. Presidente decidiera continuar de oficio la causa, citará de inmediato a reunión de la Sala Plenario, a efectos de ratificar su decisión y comenzar en Sala Juzgadora a tratar el caso.
SUMARIO
Artículo 14°
El sumario será estrictamente reservado y sólo tomará conocimiento del mismo el denunciado o su representante legal, cuya acreditación haya sido verificada por Secretaria General.
Artículo 15°
Recibidos los antecedentes del caso, el Sr. Presidente ordenará la apertura del sumario o dispondrá el archivo de los mismos, con resolución fundada que debe ser ratificada por mayoría de la Sala Plenario. Si esta así no lo hiciere ordenará sin más trámite la apertura del sumario.
Artículo 16°
Ordenada la apertura del sumario, se correrá traslado al denunciado mediante vista de los cargos que se le formulen por diez días corridos, plazo que podrá ampliarse por igual término, bajo pedido fundado del denunciado y por el voto de la mayoría de la Sala. Si vence el término otorgado sin que el denunciado se haya presentado en autos, continuara el trámite sumarial, previa declaración en rebeldía. La resolución de la Sala Juzgadora que lo declara en rebeldía deberá ser notificada al denunciado en las formas que se proponen en el apartado "notificación" Artículo 18° y Artículo 19°.
Artículo 17°
Dentro del plazo acordado para el traslado, el denunciado deberá presentar nota de descargo que deberá contener:
• Nombre y Apellido
• Titulo, instituto que lo expidió y año que se recibió.
• Número de expediente al cual se dirige.
• Domicilio especial y real.
• Exposición de los hechos.
• Detalle de la prueba que se ofrece.
• Detalle de la prueba documental que acompaña.
• Petitorio final.
DE LAS NOTIFICACIONES
Artículo 18°
Las notificaciones que se cursen durante la sustanciación de los sumarios serán diligenciadas por la Secretaria General con trascripción de la parte dispositiva del auto que debe notificarse. Las notificaciones deben hacerse en el domicilio constituido por el denunciado en el expediente. En caso de falta de domicilio constituido, será considerado como tal el domicilio registrado en APSRA, dada la condición de socio del denunciado. Cuando no existiera el domicilio, Finca o departamento o existiendo no se ubicara la unidad especifica del denunciado, la Secretaria General podrá citar al causante por un solo día en el Boletín Oficial a efectos de que comparezca dentro del término de tres (3) días corridos contados a partir de la publicación del edicto a efectos de que comparezca y tome conocimiento de la resolución que deba notificarse. Vencido el término otorgado luego de la publicación del edicto, se considerará notificado al interesado y proseguirá la causa
Artículo 19°
Las notificaciones se efectuaran a criterio de la Sala Plenario por uno de los siguientes medios;
a. Por carta documento.
b. Por cualquier otro medio fehaciente.
En la eventualidad de efectuarse notificación por cédula, el oficial notificador, en caso de no encontrar a ninguna persona en el domicilio del denunciado, procederá a fijarla en la puerta, consignando en la cédula dicha eventualidad.
DE LA PRUEBA
Artículo 20°
El denunciado podrá ofrecer los siguientes medios de prueba:
1) Documental
2) Informativa
3) Pericial
4) Testimonial
La Sala Juzgadora podrá ordenar, en cualquier estado del sumario, la medida de prueba que estime pertinente, sin limitación alguna. El denunciante podrá sugerir prueba en el escrito de denuncia, pero carece, aún en el caso de que la Sala Juzgadora acepte solicitar esa prueba, del derecho a controlarla.
Artículo 21°
Con el auto de apertura de prueba, la Sala juzgadora por mayoría dictaminará con relación a la producción de la prueba ofrecida por el denunciado, desestimando la que considere que no hace al fondo de la cuestión planteada.
El plazo para la producción de la prueba, no podrá exceder de veinte (20) días, salvo que por medio de auto fundado, la Sala Juzgadora decida prorrogar dicho término.
Artículo 22°
Cuando se le haya negado al denunciado la producción de alguna prueba podrá recurrir ante la Sala juzgadora dentro de los cinco (5) días de notificado.
La Resolución que recaiga será inapelable y sólo se podrá recurrir sobre la prueba denegada ante la Comisión Directiva de APSRA en el escrito de apelación de la Sentencia.
Artículo 23°
Los Oficios o pedidos de informes que como medida de prueba sean necesarios librar, a cualquier dependencia de APSRA o a Instituciones Públicas o privadas, serán suscriptas por el Presidente. En los casos que esos Oficios o pedidos de informe se originen en la medida de prueba ofrecida por el sumariado, deberán ser confeccionadas por éste y aprobados por la Junta Juzgadora, previo a ser sometidos a la firma del Presidente.
Artículo 24°
Producida la prueba ofrecida, o la dispuesta por la Sala Juzgadora, se correrá traslado al denunciado por cinco (5) días para que alegue sobre el mérito de la misma. Vencido el plazo, se dictará la sentencia.
DE LA SENTENCIA
Artículo 25°
Las sentencias del Tribunal de Ética y Disciplina, reunido en Sala Juzgadora, se dictarán en acuerdo secreto y constarán de los siguientes apartados:
VISTO. Se indicarán los antecedentes y la prueba aportada.
CONSIDERANDO. Se analizará el mérito de las pruebas y antecedentes y la calificación de la conducta.
RESOLUCIÓN. En ella se dejará consignado si hubo o no, violación al Código de Ética y en su caso la norma transgredida, la sanción a aplicar, el archivo del expediente o las recomendaciones que estime necesarias.
Artículo 26°
En todos los casos en que se disponga la aplicación de sanción al denunciado, se le impondrán las costas causadas, las que serán liquidadas por Secretaría General.
Artículo 27°
Las sanciones públicas, se difundirán por medio de la primera publicación de APSRA luego de la sentencia y se comunicará al denunciante y a quienes indique la resolución.
Artículo 28°
El Presidente del Tribunal a pedido del denunciado expedirá testimonio de la sentencia.
LOS TÉRMINOS
Artículo 29°
Todos los términos indicados en las presentes normas, se computaran en días hábiles salvo que se indique lo contrario. Por días hábiles se entienden todos los días considerados hábiles para los Tribunales de la Justicia Ordinaria de la Capital Federal.
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 30°
El acceso a los expedientes del Tribunal de Ética y Disciplina queda reservado únicamente, a sus miembros, exceptuando de esta norma los casos en que la Sala Plenario, por mayoría así lo resuelva mediante resolución suscripta por Presidencia. La Secretaria General es responsable de la custodia y archivo de los expedientes, los que no podrán retirarse sin la resolución mencionada.
Artículo 31°
Para todo aquello que no este previsto en las presentes normas se aplicará subsidiariamente el Código de Procedimientos en Materia Penal para la Justicia Federal y los Tribunales Ordinarios de la Capital Federal.