viernes, 28 de agosto de 2015

CARTA ABIERTA A LOS PSICÓLOGOS - SOBRE PSICOLOGÍA y PSICOLOGÍA SOCIAL

CARTA ABIERTA A LOS PSICÓLOGOS
SOBRE PSICOLOGÍA y PSICOLOGÍA SOCIAL
Es frecuente, en diferentes ámbitos, la irrupción abrupta de representantes de los Psicólogos interpelando de manera descalificadora a cualquiera que asuma una posición de Psicólogo Social; las más de las veces ignorando una prolongada y fecunda trayectoria de esta disciplina que excede largamente el escenario exclusivo del campo de la Psicología y del ámbito de la Academia.
Bajo el sólo argumento de la norma que regula dicha profesión (que por otra parte nunca ni nadie la ha puesto en cuestión) pretenden extender su campo incluyendo al de la Psicología Social y, en consecuencia, eliminar toda existencia posible de dicha disciplina fuera de la dictadura que impone la Psicología Oficial.
Cuando reducen la formación específica en Psicología Social a estudios de postgrado, obviamente dentro de la Psicología, no necesariamente implica su pertenencia al campo que la reclama; si por sólo eso fuera también la Sociología tiene sobrados antecedentes para reclamar la paternidad de dicha disciplina (véase mas adelante acerca del origen).
Pero lo esencial es la ignorancia supina (tendenciosamente interesada) del reconocimiento oficial a nivel de Grado: la Licenciatura en Psicología Social, es un hecho, existe ya; además, y desde antes de ello, están los títulos de Pregrado (Técnicatura) y de Postgrado (Maestría y Doctorado) y todos reconociendo, bajo diferentes modalidades, a la Psicología Social no oficial que desde su fundación por el Doctor Enrique Pichón-Riviere viene formando, desde la década de los' 60, profesionales de éste vasto campo, en diferentes niveles y en instituciones legales, primero, y, además, oficiales después.
Esto último, signado por los avatares de un proceso social poco generoso en construir ámbitos académicos democráticos (la tozuda censura de la Psicología) y de definido compromiso popular (las dictaduras militares), hizo que una otra Psicología Social se fuera construyendo en los márgenes de la sociedad y por fuera del circuito académico formal; sus concepciones no menos rigurosas (no todas, propio de la viña del Señor) y ricas en contenidos de saberes verdaderos avanzó de manera diferente a los recorridos de los ámbitos formales y académicos, pero sin dejar de formar parte nunca del campo propio que ella reivindica desde siempre.
Enumerar como exclusivo de la Psicología Social fenómenos de la interacción humana es de una levedad llamativa para quienes debieran esbozar argumentos académicos rigurosos y, al mismo tiempo, implica desconocer los desarrollos en el país y en el mundo que señalan de manera nítida lo que esta disciplina reclama como campo que le pertenece.
Ante ello, nos permitimos señalar un conjunto de argumentos que, tal vez, permitan un reconocimiento mas preciso de lo que forma la historia y el presente de la Psicología Social Respecto del surgimiento de la misma, es necesario advertir que no va de suyo la pertenencia a la Psicología y, en consecuencia, sostener cual natural derivación su desarrollo como una especialidad. La Historia Oficial de la Academia señala el año 1908, fecha en que se .publica por primera vez-un manual con el nombre de Psicología Social, como momento inaugural de nuestra disciplina
En el escenario anglosajón surgieron, en ese mismo año, dos corrientes que heredaban la tradición disciplinaria que las generó: una, en Inglaterra, de la mano de William Mc Dougall con un definido sesgo Psicologísta, otra, en Estados Unidos, Alf Ross, de tradición Sociológica; ello generó una paternidad inicial que hizo que la misma se desarrollara en ambas unidades académicas de nivel superior. Desde esa perspectiva las dos podrían reclamar legítimamente dicha pertenencia, sin embargo, eso poco tiene que ver con el estado actual de la disciplina.
Pasados los primeros años de su surgimiento emergen los primero aportes que legítimamente corresponden a conceptos, dispositivos y recursos que le confieren identidad disciplinaria a nuestro campo (los discípulos de Mead con la interacción simbólica, precediendo a la noción de vínculo, Lewin con su teoría del campo que desembocará en lo grupal) inauguran, en los años 30, un proceso que no se detendrá ya mas
En nuestro país, en particular aunque no sólo en el, los últimos 50 años fueron fecundos por el invalorable aporte de Enrique Pichón-Riviere que instaló, en los ámbitos formales y no formales de la Educación, una propuesta crítica de Psicología Social.
Puso en cuestión a las, fronteras disciplinarias, desnudó a la ciencia mostrando su verdad: ella. no era sino una forma particular de organizar el conocimiento que corresponde al tiempo histórico del capitalismo; estableció coordenadas histórico-sociales como clave para desentrañar un escenario específicamente humano y situó, como protagonista fundamental, al sujeto social.
El contexto histórico mostraba el avasallante capitalismo de post-guerra; la contradicción entre capital y trabajo se desplegaba bajo la modalidad de explotación de los esclavos modernos: en lo formal las relaciones eran iguales y justas, en lo real desiguales e injustas. El ímpetu universalizante de un mundo definidamente social desnudaba la paradoja de lo individual cual precio que se paga como condición para ingresar al mundo de lo humano; lo Psíquico se abría paso de manera inevitable a partir del hallazgo freudiano.
Marxismo y psicoanálisis dialectizaban lo individual y lo social permitiendo una caracterización bio-psico-social de la subjetividad humana real y, en el horizonte, visualizar una novedosa Psicología Social.
En Estados Unidos e Inglaterra, arrastrando consigo la marca del origen, se desarrollaron -dos definidas corrientes de Psicología Social: una de tendencia Psicologísta y, la otra, Sociologísta, pero ambas de clara y definida identidad disciplinaria y profesional, con una extensa producción en investigaciones y publicaciones de rigor científico.
Con matices diferentes hay raudos desarrollos en España, en Francia, en Italia y en la Unión Soviética. En América Latina, en algunos países a partir de los aportes de Pichón, se abrieron surcos diferentes que desembocaron en aportes a la disciplina.
Nuestro camino se inscribe dentro de éste contexto y con definido sesgo píchoníano y lo hicimos en la Universidad Pública, primero en la U.B.A. cuando volvimos con la Democracia, en la década de los' 80 (desde la Cátedra de Metodología de la Investigación en la Facultad de Psicología); luego y al mismo tiempo en las Cátedras de Psicología Social y Metodología Cualitativa (Facultad de Ciencias Sociales, U.N.L.Z.) con producciones abundantes en Investigación, Docencia y Extensión y, ahora, desde los '90 lo hacemos en la U.N. de La Plata (Cátedras de Epistemología de las Ciencias Sociales y Psicología Social)
Nuestra producción, desde entonces, se propuso volver a Pichón, pero a las fuentes y de la mano de la ciencia Y en relación al marxismo fuimos a Marx: allí lidiamos con los Grundrisse y El Capital; su Teoría Social sigue dando pistas sobre la estructura actual: de allí brota nuestra dimensión de sujeto productor.
y nos instalamos comprometidos con lo nuevo actualizando las coordenadas de la caracterización de lo psíquico a partir de los desarrollos de la dimensión subjetiva. Volvimos a Freud, pero... ¿como no hacerlo con el desafío que nos proponía Lacan? El Lenguaje nos ofrecía una dimensión original y rigurosa para nuestras vapuleadas Ciencias del Hombre: la mas radical condición de la individualidad, el sujeto deseante, interpelaba de manera inevitable nuestro mundo social.
La originalidad fteudiana, con el aporte de Lacan, obligó a la Psicología a ceder el monopolio de los fenómenos psíquicos: el psicoanálisis formalizaba un campo propio. En esa misma dirección era posible situar, bajo referencias específicas, a la Psicología Social; este escenario permitía desentrañar el enigma de la especificidad disciplinaria como un momento de un dinámico proceso de lo mismo y lo diferente y, además, recortar el lugar que podía llegar a ocupar como disciplina particular de un campo universal: la dimensión psíquica del sujeto productor.
y devolvimos la verdad a Pichón; obviamente aquí la dialéctica era la referencia central, aunque bajo nuevas, complejas y contradictorias articulaciones donde el drama actual exigía enfrentarse a una doble y paradojal desgarradura (el doble velo, anticipado por Hegel, que tomaba enigmática a la verdad): lo individual y lo social, por un lado, y lo real e ideal, por el otro: de allí se despliega el sujeto de la razón.
y fuimos a la Fenomenología hegeliana y luego, de manera necesaria, desembocamos en la Ciencia de la Lógica: el método dialéctico de ascenso de lo abstracto a lo concreto era la guía heurística con la que atravesamos, incluso, los senderos que se bifurcan para desembocar en nuevos fundamentos, pero con un Pichón mas vivo que nunca. Claro, con la condición de valemos de la brújula Hegeliana, la Teoría Social de Marx y el estatuto del sujeto del úhimo Lacan: y ahí fuimos más Pichonianos que nunca
Una Psicología Social Crítica actual, la apuesta de Enrique Pichón-Riviere, tomaba forma; capaz, sin someterse (mas aun, desafiándola), de valerse del discurso de la Ciencia y dar sus fundamentos, que se confunden con lo de lo humano mismo. Así, la caracterización de la naturaleza de lo social sigue estando en la pluma de Marx y exige incorporar las relaciones de propiedad: he ahí la perspectiva de la génesis; desde allí abordar la subjetividad humana real desplegada plenamente y cuyas pistas son las de Lacan (no del Psicoanálisis, ni del
lenguaje, sino el pensador de la modernidad, el del goce, el objeto a y lo real).
Esto impone una dialéctica radical entre génesis y estructura donde la contradicción no se sintetiza ni se disuelve: se la sostiene... nuevamente se presentiza Hegel, aquel privilegiado interlocutor de Marx que, mas que nadie, le permitió pensar; aquel sobre quién un viejo revolucionario sentenciaba que era indispensable leerlo para entender, al menos, el capítulo 1 de El Capital, aquel filósofo mas citado por Lacan, aquel de nuestro olvidado Scalabrini Ortiz
y entonces sí, categorías específicas exhibirán con rigurosidad la Epistemología, la Metodología y la Técnica, tres exigencias que a partir de Kant impone el escenario de la ciencia; ellas permitirán a la Psicología Social disputarle a la Psicología y al Psicoanálisis una dimensión específica dentro de las disciplinas que abordan fenómenos Psíquicos y dar cuenta legítimamente de su lugar como profesión. Recordémoslo, a partir de la irrupción del Psicoanálisis la estructuración del Psiquismo adquiere un nuevo y riguroso estatuto: la Psicología cede de manera inevitable la paternidad de dicho campo. Ahora hay fenómenos que el Psicoanálisis devela y, en consecuencia, recorta su especificidad. -
En éste escenario la Psicología Social mostrará la existencia de un tercer tipo de fenómeno psíquico, distintos a los ya existentes (Psicoanálisis y Psicología). Serán aquellos cuya causalidad no responden ni a los descubiertos por el Psicoanálisis, ni a los tradicionales que pertenecen la Psicología: su orden de determinación (su causa) pertenece a lo social como tal (problemas sociales estructurales: pobreza, desocupación, desigualdad, etc.) pero su manifestación es bajo la forma de fenómenos psíquicos (sujeto productor). He ahí su especificidad
Y entonces llenará de contenidos esas tres dimensiones que en tiempos de la ciencia (la modernidad) hace a toda disciplina y a toda profesión:
* Lo Epistemológico: a partir de la Teoría Social (Marx) y el Estatuto del Sujeto (Lacan) es posible identificar fenómenos específicamente Psicosociales; ello bajo las dimensiones del sujeto que permiten, a un mismo tiempo, bajo la forma particular de los fenómenos psíquicos (discursivos) lo propio de la Psicología (la dimensión psíquica del Sujeto Cognoscente), del Psicoanálisis (la dimensión Psíquica del Sujeto Deseante) y de la Psicología Social (la dimensión Psíquica del Sujeto Productor).
Recorte preciso, entonces, que abre la posibilidad de caracterizar el objeto específico de la Psicología Social y, junto a ello, establecer definidas coordenadas con las otras disciplinas hermanas del mismo campo.
* Lo Metodológico: desde lo general en la senda de la tradición dialéctica (el método de ascenso de lo abstracto a lo concreto) donde lo cualitativo y lo cuantitativo se despliegan bajo la lógica de los sistemas complejos con historia y donde las categorías operatorias son producción y reproducción social y síntoma (en el sentido con que Lacán le atribuye a Marx); en lo particular, obviamente, el dispositivo grupal.
* Lo Técnico: donde abarca las diferente dimensiones en que se manifiestan los fenómenos psicosociales pero que encuentran su escenario paradigmático en el ámbito grupa!. Allí, cual comunidad discursiva y mediante el recurso de los sentidos definidamente sociales (la voz y la mirada) el Psicólogo Social identificará los observables (segmentos de discurso que produce sentido), que en tanto obstáculos que impiden la producción del grupo, llamarán a la intervención con el sólo propósito de que el grupo prosiga su trabajo creador; allí se despliega en toda su riqueza la dimensión psíquica del Sujeto Productor.
Nada de esto último ha desarrollado la Psicología y mucho de ello es lo que viene, de manera rigurosa y constante, desarrollando la Psicología Social de herencia Pichoniana, en los ámbitos académicos (Terciarios y Universitarios oficiales) y en ámbitos no formales (locales, en terreno, con movimientos sociales y participación comunitaria) tanto en docencia como en investigación.
Mas aún, por el lugar que ocupa nuestra disciplina aportará' referencias definidas a las relaciones interdisciplinarias y se posicionará de manera precisa dentro de un campo transdisciplinario. Allí trasciende, sin ceder, el encorsetado cinturón que el desarrollo sociotécnico impuso como disciplinamientopara soslayar la mirada universal que desnudaría la miseria disciplinaria.
Aún en su especificidad y para las ahora tres definidas disciplinas del campo de los fenómenos Psíquicos: la Psicología, el Psicoanálisis y la Psicología Social, el criterio de la praxis histórico-social, mas tarde o mas temprano, se impone de manera inevitable.
Antonio A. López
Psicólogo Social
Profesor Titular Ordinario
Cátedra de Psicología Social
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional de La Plata
NOTA: en el transcurso del año 1998 el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires envió una nota por la que se intimaba al autor, como condición para ejercer la docencia como Profesor Titular de la Cátedra de Psicología Social, en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata, a exhibir la Matrícula de Psicólogo e inscribirse en dicha Institución.
La presente Carta Abierta fue difundida en dicha unidad Académica y fue la única respuesta dada a la misma; durante los diez años posteriores a este acontecimiento no hubo insistencia alguna sobre la mencionada intimación.

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