ACTITUD Y OPERACIÓN PSICOSOCIAL
Lic. Gladys Adamson
El psicoanálisis plantea que hablar,
comunicarse, es, una demanda al otro, en
última instancia, una demanda de amor,
amor en el sentido de Eros, o sea es una demanda de articulación, es una demanda
de unión, recuerden que Eros para el psicoanálisis, para Freud, es todo lo que
une, todo lo que articula, todo lo que expande, todo lo que organiza.
La Actitud Psicosocial implica una
capacidad de escucha, dicha actitud está en escuchar, porque en rigor, el saber
está en el otro. El Psicólogo Social ocupa la posición de sujeto supuesto
saber. Desde la operación psicosocial es sujeto supuesto saber porque el saber
lo tiene aquel que consulta, el que sufre un conflicto, una crisis, el que reclama,
o que demanda.
Esta actitud psicosocial de
escucha, en relación a la operación
psicosocial, tiene que ver con el ECRO, tiene que ver con una determinada
concepción del sujeto. El sujeto que emerge en el grupo, para la psicología
social de Pichón Rivière, es básicamente definido desde su esquema referencial. El integrante de un grupo participa, se
comunica, habla desde su historia vincular que está sedimentada, que está
conservada en su esquema referencial.
Este esquema referencial contiene sus modelos de pensar, sus modelos de sentir,
sus modelos de hacer que han sido configurados a lo largo de una larga historia
vincular. Es la verticalidad, es el reservorio de la historia social, de la
historia vincular del sujeto, por lo cual cuando se escucha a un integrante de
un grupo se está escuchando a un determinado esquema referencial, se está escuchando a alguien que es singular
pero al mismo tiempo es un portavoz, o sea está hablando por sí mismo y también
está hablando por un contexto grupal, institucional, social del cual está
siendo portavoz. En ese sentido está portando la voz de otros.
En rigor, cuando hablamos de escucha
en la operación psicosocial, se trata de una escucha múltiple porque el psicólogo social no escucha a una persona,
no construye una hipótesis para una intervención a partir de un solo
integrante, por más que lo considere portavoz. El operador psicosocial siempre
va a buscar redundancia en la información, va a buscar reiteración de
portavoces que den confiabilidad a su hipótesis. Es probable que no se arriesgue a intervenir a partir del
primero que habla, aunque considere que
es el que está denunciando o “alcahueteando”, como diría Pichón, la
situación. En general, espera que haya varias campanas que suenen para el mismo
lado para tener una hipótesis más o menos confiable.
La del operador/a psicosocial es
también una escucha especializada,
es una escucha direccionada: es una oreja-ojo o es un ojo-oreja en el sentido
que es una escucha que permite visualizar una dimensión que es la dimensión vincular. Por más que uno
escuche a un portavoz, ese portavoz está entramado, ese portavoz no es un
individuo suelto, está hablando de una trama vincular, está hablando de una
situación compleja que lo trasciende.
También es un escucha direccionado porque lo que escucha tiene una direccionalidad, que es la tarea, el objetivo, el proyecto grupal,
los deseos de los integrantes. No es un escuchar por escuchar o intervenir por
intervenir, acá hay un criterio de operatividad
que implica una direccionalidad, aún el silencio es direccionado, es en
función de la tarea y del objetivo, en función del proyecto grupal.
El otro rasgo que habíamos destacado
de la actitud psicosocial tenía que ver con la capacidad de contención. La capacidad de contención históricamente
remite a una actitud materna, que se toma, a partir del psicoanálisis más
ortodoxo. Se considera que la madre, cuando el bebe llora, cuando el niño
reclama o cuando se lastima o se enoja, su labor es de contención. Esta es una
hipótesis de Winnicott, psicoanalista inglés. El dice que una buena madre lo
que hace es albergar, contener la ansiedad, la angustia del niño ayudándolo a
elaborar aquello que le ha pasado, procesando ese susto o lo que fuere. Alberga
la ansiedad y la devuelve resignificada. Seria algo así: el niño dice: “-no,
que está oscuro, no veo nada” y la madre: “–pero no, fíjate, ahora vamos a ver
algo, ves que se ve un poco, un poquito se ve, y además no hay nada, ese bulto
es un árbol”. O sea, hay una devolución, es el equivalente de “sana, sana,
colita de rana”. Es una actitud que alberga al niño en su dolor, en su herida,
en su miedo y lo devuelve pero de manera metabolizada, de manera elaborada,
esto sería el origen del término contención
referido a la actitud psicosocial.
Desde el punto de vista de la
operación psicosocial también se plantea la autocontención del operador y este concepto implica un concepto de
salud desde el ECRO. Para Pichón Rivière el sujeto sano es un sujeto abierto a
los cambios, el sujeto sano es el sujeto que puede albergar el desafío del cambio, el desafío de la desestructuración
de lo previo, desestructuración de ese esquema referencial que él pudo
construir, a lo mejor con esfuerzo, de esos modelos de pensar sentir y hacer.
La salud, desde el ECRO, implica que puede desarmarlos y desestructurarlos para
volverlos a armar.
A que apunta la contención? La actitud
y aptitud de contención intenta responder al hecho que hay vicisitudes
emocionales en todo proceso de cambio. Hay vicisitudes subjetivas que hacen
emerger a los miedos básicos, que promueven ansiedades paranoide y ansiedades
depresivas. Toda experiencia de cambio despierta el miedo de la pérdida y el
miedo al ataque, etc., y que por lo tanto, todo grupo que atraviese por esta
situación, requiere una contención.
Ahora, volvemos a puntualizar que se
trata de una contención direccionada.
No es una "palmoterapia".
No es contener para infantilizar: “pero no, no pasa nada…quédense tranquilos”.
No, la contención desde la operación psicosocial es contener para avanzar en el
proyecto, contener para que se pueda procesar esa situación, elaborarla y no retroceder frente al proyecto
grupal, que los integrantes no retrocedan frente a su deseo, no retroceder
frente a la problemática que tienen que enfrentar ya que por eso reclaman y por
eso demandan una intervención.
La contención direccionada está
también en función del pasaje de lo
dilemático a lo problemático, o sea que en el momento mas álgido de la
ansiedad, cuando todo se lee en términos de “todo o nada”, cuando se produce la
disociación entre lo terriblemente peligroso y lo idealizado, se pueda ir
avanzando en un proceso de elaboración para transformar la situación en algo más
problemático, más contradictorio, algo abordable.
Habíamos visto también distintas
posicionamientos. En relación a los discursos había dos posicionamientos. La
actitud es un determinado posicionamiento en el vínculo. En términos lacanianos
sería un posicionamiento en el discurso. Recuerden que el discurso es lazo
social basado en el lenguaje.
Siguiendo a Lacan, por un lado tenemos
el discurso de la histérica. Recuerden Uds. que en el discurso de la histérica
teníamos a alguien que venía con un síntoma, con un sufrimiento. Nosotros lo
parodiábamos planteando “no sé que me pasa pero no puedo dormir de noche”, “no
sé que me pasa pero empecé a tenerle miedo a los gatos”. O sea que la histérica
trae un síntoma, pero lo trae desde el desconocimiento, desde la angustia,
desde una posición de sujeto escindido, de alguien al que le pasa algo pero no
puede tener conciencia o darse cuenta de lo que le pasa.
Esta histérica, es la que interroga a
un amo, a un médico en este caso, alguien que está en posición de amo,
socialmente instituido. El otro (S1) es el “Sr. Doctor, que todo lo sabe”. La
histérica lo interroga para que produzca un saber. Por eso en el lugar de la
producción hay un saber. La histérica pone al amo a producir. En el lugar del
desconocimiento o de la verdad de la histérica encontramos un goce inconsciente, hay un goce en el
síntoma, un goce en el sufrimiento.
Agente otro $ S1
Verdad
Producción
a S2
Pero ésta, también es la posición de
Sócrates, también es la posición del maestro en la mayéutica socrática. Sócrates es alguien que no se coloca en la
posición del que sabe sino que interroga a un otro que sabe. El otro está
puesto en un lugar protagónico, está puesto en el lugar del que puede producir
saber, el que tiene, el que es rico en ese saber. Ese otro es el que tiene que
producir un saber, tiene que trabajar para producir ese saber. Acá el objeto a, que es uno de los términos más
complejos de Lacan, también es “causa de deseo” además de goce.
Pero lo que nos interesa destacar es
que Pichón Rivière en lo que se refiere a la actitud psicosocial, coloca al
operador en esta posición de mayéutica
socrática, es el que interroga y solo colabora en la producción de saber.
Ahora, ¿que significa a nivel de la
operación este posicionamiento en el discurso? El coordinador, aún en su
silencio, interroga, el silencio es una invitación a que el otro hable,
produzca. En ese sentido, desde la operación psicosocial implica una indagación-acción, implica una
interrogación, donde el grupo es el protagonista. Por lo tanto las hipótesis
que el operador construye en su indagación las hará y/o corroborará desde la
participación del grupo, desde la acción del otro de la operación.
En la operación psicosocial la interrogación es al síntoma. Se
interroga a lo que el grupo trae como
problemático, se interroga a ese conflicto, a ese problema que generó la
demanda de intervención. Y se lo interroga porque se parte de la idea que ahí,
hay una verdad y que el grupo tiene un saber acerca del síntoma. Puede ser un
saber que no se sabe que se sabe, pero si se pone al grupo a producir este
saber, emerge. Y en muchos casos la
crisis, el problema tiene una raíz instituyente. Hay algo que ha hecho crisis
por alguna aspiración de cambio y por lo tanto hay una latencia instituyente.
Tal vez no se termina de reconocer, tal vez no se termina de asumir, pero hay
una demanda de cambio, hay un fermento, un caldo de cultivo, un caldero de algo
que se está cocinando como inédito, innovador y no ha encontrado su cauce
simbólico.
Esta posición de interrogación del
operador psicosocial, tiene que ver también con una actitud de apertura del operador, de tolerancia a
su propia incompletad, tolerancia a su propio “no saber”. Es lo que los
psicoanalistas conceptualizan como la condición de la castración. Significa haber renunciado a la certeza, a saberlo
todo. Es estar abierto al discurso que emerge del grupo. Este interrogar, esta
indagación – acción tiene que ver también con esperar el emergente y a estar
dispuesto a albergar lo inesperado.
En este sentido la posición del
operador destituye a un amo. Así como el saber está en el grupo, la producción
de ese grupo también es para el grupo. El grupo no produce para un amo,
no hay una plusvalía para un amo. La ley grupal, la que regula la tarea es una
ley de equidad: el que más trabaja es el que más se apropia, el que más trabaja
es el que más se lleva, más se enriquece. No hay una riqueza para un amo. Es un
saber de producción colectiva, pero también de apropiación colectiva. En rigor,
hay una apropiación singular, cada uno de los integrantes se apropia de este
saber de manera particular.
Esta posición de mayéutica socrática tiene que ver con la tarea explícita, con
aquello que explícitamente el grupo se
propone producir, porque en relación a la tarea
implícita hay otro posicionamiento del coordinador: es el posicionamiento
en el lugar del analista. Se trata del
discurso del analista.
a $
S2 S1
Recuerden que la tarea explícita es lo
que el grupo se propone producir, lograr, conseguir, pero la tarea implícita,
dice Pichón tiene que ver con los esquemas referenciales singulares. La tarea
implícita es lo que se pone en juego en la verticalidad de cada uno.
Pichón Rivière dice: a partir del
desarrollo de la tarea implícita los esquemas referenciales se vuelven más
abiertos, más flexibles. Este es el objetivo de la tarea implícita. Nadie lo
declama, nadie la hace explicita pero
sucede, opera en sus efectos.
En la posición de Agente el analista
estaría como causa de deseo. Su
silencio, su posición de sujeto supuesto
saber lo coloca en el lugar de causa de deseo. El paciente va a verlo porque, ahí, supone que va a acceder
a una verdad acerca de si mismo. Va a lograr conocer, saber algo de sí mismo
que desconoce. El analista como agente del discurso, está provocando, está
ejerciendo un efecto sobre alguien que sufre, sobre alguien que tiene que
producir algún saber desde su escisión, desde su desconocimiento.
Ese saber que se le demanda es un
saber acerca de los significantes amos que lo han alienado, de modo que es
necesario que los interrogue. Los significantes amos son esos mandatos, esas
frases, esas escenas que ha experimentado en su historia vincular con personas
significativas y que ha olvidado. Tienen una
dimensión inconsciente y por eso mismo pueden tener un efecto de
alienación en relación al propio deseo del paciente.
Hay mandatos que se reciben y que recién se
pueden relativizar a los cuarenta y cinco o cincuenta años. Hay muchos casos de
homosexuales por ejemplo que se casan, tienen hijos, hacen todo un esfuerzo
terrible para adaptarse a “lo que se debe ser” y a lo que quieren sus padres y cuando llegan a los
cuarenta y cinco años dicen: “no basta, tengo una sola vida, ya cumplí, tuve
hijos, me casé, ahora me divorcio y hago mi vida”.
Pueden ser mandatos de otro tipo pero
tendrían en común su condición de significantes amos que alienan a un sujeto en
relación a su propio deseo o a una situación de elección erótica como en el
caso que mencioné.
Alumna: se alienan por
la culpa?
Gladys: seguramente la
culpa juega un efecto, pero hay algunos mandatos que se asumen como si fueran
propios de la realidad, propios del mundo (el mundo es así, la realidad es así
y me la tengo que bancar). Si transgrediera, ahí podría aparecer la culpa, como
un deseo difícil de sobrellevar en
soledad. Hay determinados significantes que son muy primitivos en la historia o
muy antiguos y que son importantes de interrogar.
Pero lo importante, para nosotros
ahora, es que esta posición en el discurso, este lugar en el vínculo, implica
una actitud interpretante, implica
una actitud de colaborar en el develamiento, en el tomar conciencia y también
en asumir una responsabilidad. Se
puede retroceder frente al deseo o se puede asumir la responsabilidad de
aquello que se desea y por lo tanto de las consecuencias que va a tener la
realización de ese deseo.
Hay historias de mujeres de la clase alta
argentina que han asumido su rol tradicional hasta determinado momento y
después han seguido el de su vocación, el de pintora, de cineastas, de
actrices. Han sido damas de la alta sociedad que han asumido los significantes
que correspondían a su clase social pero que tenían un efecto de alienación en
ellas y en un determinado momento han dicho: no basta, hago lo que es mi deseo.
No es el caso de Victoria Ocampo porque ella cumplió su deseo desde el vamos,
aunque tuvo que tolerar que se la criticara, que se considerara que era
escandaloso lo que hacía.
En relación a la operación
psicosocial, decíamos entonces que implica un proceso direccionado. Este
proceso direccionado, lo está, en relación a un proyecto, un deseo, un
objetivo, una tarea. La expectativa no es que el proceso no tenga obstáculos.
La expectativa no es un camino pavimentado, una autopista, donde se transita
sin contradicciones, sin conflictos, sin avances y retrocesos, sin
claudicaciones. Está toda la potencia del deseo pero también se puede
retroceder frente al propio proyecto.
En ese sentido la actitud
interpretante, esta actitud en relación a la tarea implícita tiene que ver con
colaborar en la remoción de los obstáculos y en poder transitar por las
contradicciones que se presentan, por ejemplo la contradicción proyecto-
resistencia al cambio. Esto implica una producción de saber por parte del
sujeto de la operación.
Pichón plantea que el grupo operativo
es un dispositivo privilegiado para la interrogación del propio esquema
referencial. El esquema referencial individual es en gran parte inconsciente, o
sea forma parte de la historia de cada integrante del grupo pero ellos, la desconocen. Nada saben de cómo han construido
sus modelos de pensar, de sentir y de hacer, por lo cual la tarea implícita
tiene que ver también con poder interrogar el por qué se piensa como se piensa,
de donde provienen esos modelos de pensar, modelos de sentir y modelos de
hacer.
Yo diría que, los modelos de hacer,
son los que en general más acentúan la inhibición. Hay paradigmas muy
racionalistas que privilegian lo intelectual, lo racional, el pensamiento;
metodologías de aprendizaje tradicional que tienden a fomentar lo pasivo, lo
receptivo, lo no participativo. Son marcas donde los modelos de acción están
mucho más del lado de la pasividad. O los errores en la acción son mucho más
censurados. Si uno piensa en la escuela, los errores en la acción en general
reciben amonestaciones, alguna cosa disciplinar que deja su marca, en cambio si
uno se equivoca pensando a los sumo tendrá un tachón rojo, un aplazado, un “muy
mal”, “rehaga la tarea”, algo reparable.
En este sentido hay una cultura
racionalista que tiende a vivir la acción como más riesgosa, más peligrosa, que
debe estar mejor preparada. Uno imagina un reto como: “si lo hubieras pensado
bien no te hubieras equivocado, si lo hubieras pensado dos veces no lo hubieras
hecho”. Pero uno puede pensar diez años
un proyecto y equivocarse igual, porque son lógicas distintas, la lógica de la
acción no es la lógica del pensamiento, entonces hay que aprender esa lógica
desde la acción.
Bourdieu rescata una muy linda frase
de Marx que dice: “no hay que confundir las cosas de la lógica con la lógica de
las cosas”. Está el pensamiento que se maneja con una determinada lógica y otro
devenir son las lógicas de las cosas, de la acción, que están en otra
dimensión.
En relación a la actitud interpretante
Bourdieu habla de “la objetivación del sujeto objetivante”. Estaría en la misma
línea de Pichón cuando dice: El grupo operativo “nos permite revisar nuestra
ideología, nuestros modos de pensar, sentir y hacer. Revisar ese sistema de
ideas que guían nuestra acción”. Pichón toma la definición de ideología de P.
Schilder “sistema de ideas que guían la acción”, por supuesto lo hace desde el
inconsciente. Incluso señala ”estas ideas que generalmente pensamos que
provienen del raciocinio en realidad vienen de una base religiosa, son más bien
actos de fe”.
Uno puede estar alienado en este
sistema de ideas al cual adhiere
inconscientemente y no porque las haya interrogado, reflexionado.
Actividad de Aplicación
Piense alguna o algunas situaciones
grupales donde sea posible visualizar las características de la actitud
psicosocial enunciadas en esta clase como: capacidad de escucha múltiple,
escucha direccionada, contención y autocontención etc. etc.
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