viernes, 13 de enero de 2017

REFLEXIONES EN TORNO AL CUERPO, EL GRUPO Y LA AGRUPABILIDAD - Hernan Kesselman

Reflexiones en torno al cuerpo, el grupo y la agrupabilidad.
Pinceladas desde el pensamiento complejo

Autor: Kesselman, Hernán


Desde la teoría freudiana la pulsión de vida se genera en el cuerpo de cada sujeto y puede ser reprimida o desviada por el efecto de su interacción social. En nuestros días, si el aislamiento de los cuerpos es condición del daño psicológico entre otros productos iatrogénicos de la globalización, la concepción de pulsión gregaria o de agrupabilidad instintiva pasa a ser una herramienta fundante para la redefinición de la pulsión de vida.
Agruparse puede hacer temblar los efectos ordenadores autistas del individualismo del sálvese quien pueda.

La agrupabilidad corresponde a aquello que circula por los bordes y en el entre de la planificación y el azar. Constituye el territorio fértil para el florecimiento de los acontecimientos que multiplican, por conexión entre cuerpos, las geografías de la grupabilidad.

Aún en el campo virtual los cuerpos se conectan. Se producen máquinas abstractas que fabrican una energía libidinal, el deseo, que puede llegar a coincidir con la necesidad, en acciones que desprograman el mito de la resignación para inscribir, en las conexiones por agenciamiento de unas gentes con otras, el imaginario social de la resignificación. Desde allí no sólo se podría sobrevivir a la caída en el abismo, sino cada vez vivir mejor.
En los agenciamientos, conexiones de gentes con otras gentes, los cuerpos piensan mientras actúan. No es ya pienso luego existo, luego actúo, ni actúo y luego reflexiono, el único camino. El agenciamiento no opone el hacer masa entre los cuerpos a la reflexión. Los agenciamientos proponen una línea de fuga contra la genuflexión a las creencias dominantes de que no hay más salidas que las que formulan los axiomas del mercado socioeconómico. Captan los rugidos del social histórico y los hacen sobrevolar panorámicamente sobre la ciudad de las anécdotas ocasionales.
No más lo social, más allá de las paredes donde se trabaja con un grupo de personas, porque lo social circula por el entre de esos cuerpos y atraviesa transversalmente los espacios desmeritando los adentros y los afueras.

Las certezas instituidas son las que finalmente provocan los bloqueos vehiculizadas por aquellos que realizan las lecturas corporales desde dichas certezas. Una de ellas es la idea de que las catarsis explosivas o implosivas resuelven y cambian la circulación de los caminos corporales bloqueados. Y que este cambio sería duradero. Desde nuestra mirada, los cambios se adscriben a una temporalidad efímera que por definición no puede prolongarse. Pero lo efímero puede sí anudarse con otra serie de efímeros, por lo general, poco estruendosos, pero micropolíticamente visibles para los ojos vibrátiles.

Hay que distinguir lo grupal como nivel y dispositivo analizador, del grupo como fenómeno de observación y trabajo. Y también el cuerpo grupal, como producto de una máquina abstracta de producción de sentidos del grupo inscripto en la singularidad de cada cuerpo. Desde esta visión la búsqueda de un grupo como certeza es sólo una ilusión, es como un sueño desde el que al fin al cabo se despierta.

Hay una corporeidad sin sujeto que está más acá o más allá de los cuerpos agrupados, que es indómita y pugna por manifestarse en cada latido del acontecer grupal.

El grupo como suma de sujetos es también una utopía a alcanzar. En el desorden de sus caos retornan siempre las diferencias, al repetirse, sin cesar, las transferencias. El contacto y las distancias óptimas –proxemias–, que se desarrollan entre los cuerpos del grupo, parten y producen reglas para ordenar el caos inicial. Son reglas de auto seguridad de carácter finito y limitado, ya que rigen hasta la aparición de los próximos acontecimientos que dejan proliferar lo caótico que había sido sujetado.
Hay cuerpo grupal más acá y más allá de las pieles que envuelven cada cuerpo.
Hay una fenomenología molar, que habla de vínculos inter e intra subjetivos, que habla de cuerpos que se relacionan asumiendo roles: el padre, el médico, el empleado, etc. Podemos hablar aquí de un mapa corporal que cada sujeto tiene de su propia geografía (esquema corporal), su autoscopía y desarrollar provincias y capitales para niveles éticos, estéticos, radioscópicos, políticos, de su anatomía.
Pero hay también una fenomenología molecular que habla de conexiones de energías, sonidos, gestos, periodicidades, frecuencias, ritmos e intensidades, que hacen masa entre sí para producir una subjetividad corporal que no puede ser encerrada en jaulas de palabras diagnósticas, pero que pueden crear un título como lo tienen los poemas, las esculturas, los cuadros, las músicas, en fin, las obras de arte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario